La autopista invade la necrópolis

Hasta ahora los expertos describían el litoral malagueño como un 'auténtico desierto megalítico'. El descubrimiento en Estepona de cinco dólmenes de la Edad del Cobre (hace 5.000 años), ha dado al traste con esta teoría. La aparición de esta singular necrópolis megalítica se produjo, a 1,5 kilómetros de la costa, durante los trabajos de impacto medio ambiental para la futura autopista que unirá la localidad con Guadiaro.

Técnicos municipales y de la empresa Ferrovial se reúnen mañana lunes para estudiar el posible traslado de este importante yacimiento, localizado en el paraje de Corominas, a una zona próxima. La decisión final dependerá de la Junta, que por el momento ha recomendado la conservación de los restos in situ, sin variar el trazado de la vía. El Parlamento de Andalucía ha aprobado una proposición no de ley del PA que reclama la conservación de este conjunto y el concejal de Cultura de Estepona, Manuel Sánchez Bracho, ha pedido al Gobierno andaluz que lo declare bien de interés cultural.

'No podíamos imaginar que nos íbamos a encontrar una cosa así', afirma el arqueólogo responsable del área municipal de Patrimonio Histórico de Estepona, Ildefonso Navarro. La presencia de numerosos pedazos de sílex y pedernal y restos cerámicos en los alrededores, solo apreciables por un ojo experto, hacía presagiar la existencia de vestigios arqueológicos, 'pero no de esta magnitud', explica Navarro. Fue a finales de junio cuando se abrió un corte en el terreno y salió a la luz el primero de los dólmenes, que data de la edad del Cobre. En su interior se localizaron restos de hasta nueve esqueletos, huesos largos y cráneos únicamente, todos en buen estado de conservación.

La explicación es simple: los hombres de esta etapa de la prehistoria solían dejar que los cuerpos se descompusieran y posteriormente realizaban una selección de los huesos, que trasladaban al interior de los dólmenes. Luego los cerraban con grandes piedras planas y los cubrían con tierra formando un túmulo, que podía verse desde una gran distancia. Algunos arqueólogos creen que estos enterramientos, en los que también se depositaban piezas y útiles de pedernal y adornos personales, servían para delimitar un territorio como referente geográfico, sin olvidar su implicación religiosa.

Si ya de por sí este descubrimiento era importante, en septiembre se localizaron otros cuatro dólmenes a unos 20 metros del primero, también de la Edad del Cobre, dando lugar a una auténtica necrópolis. En esta ocasión los sepulcros, de los denominados dolmen de galería, que ocupan conjuntamente de 50 metros cuadrados, aparecieron cerrados. Nunca se han encontrado tantos dólmenes en un espacio tan reducido. Además de los enterramientos colectivos, también se han hallado dentro o junto a los dólmenes varias tumbas individuales pertenecientes a la edad del Bronce, de 1.000 años después, con los esqueletos completos.

Esta reutilización durante la época campaniforme es una de las particularidades que convierten esta necrópolis en una de las más importantes de Andalucía, junto al hecho de ser la más meridional de las localizadas hasta ahora y su excelente estado de conservación. Para Ildefonso Navarro el descubrimiento de estos cinco dólmenes, que evidencia que la zona estuvo poblada durante la prehistoria, abre además todo un abanico de posibilidades para la investigación.

La Junta de Andalucía ha recomendado la conservación del yacimiento del cerro de Corominas in situ sin que la autopista varíe su trazado y que se facilite su visita al público. Esto parece difícil de compaginar, ya que la futura vía pasará prácticamente por encima.

En cualquier caso, técnicos municipales de Estepona se reunirán mañana con un topógrafo y un arquitecto de Ferrovial para estudiar la viabilidad de trasladar los dólmenes a una zona próxima al yacimiento, que evitaría su descontextualización. Empresa y Ayuntamiento confían en firmar un convenio antes de Navidades, que incluiría la creación de un centro de interpretación en torno a los sepulcros megalíticos, con el fin de trasladar el proyecto lo antes posible a la Junta de Andalucía, que es quien tiene la última palabra.