El fantasma de la confiscación de ahorros
Es difícil que a algún argentino no se le haya cruzado por la cabeza el viernes o ayer la imagen del ex ministro
de Economía Antonio Erman González. Este hombre, mano derecha del ex presidente Menem, también ex ministro de Trabajo y de Defensa y hoy detenido y procesado por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, se dirigió a los argentinos en la Nochevieja de 1989, un sábado, para decirles que desde el lunes 2 de enero, la mayor parte de sus ahorros se transformarían forzosamente en bonos de deuda pública.
La medida, conocida como plan bonex, se recuerda como uno de los más grandes atropellos a la propiedad de los argentinos en la historia del país. Argentina se paralizó por seis días, 144 horas en las que los bancos cerraron y en las que hubo desabastecimiento de alimentos, combustibles y medicamentos porque los comerciantes no sabían a qué precio vender. Aunque el plan lo anunció González, la mayoría de los expertos y ciudadanos de Argentina atribuyeron la idea a Domingo Cavallo, que sucedió a González poco después y que hoy es ministro de Economía con otro gobierno.
El plan bonex no consiguió aplacar la crisis del país y provocó que la gente perdiese dinero, puesto que estos bonos se reembolsaron a precio de un mercado en franco declive. El plan se puso en marcha en circunstancias parecidas a las de ahora, tras varios días en que fue imposible evitar que los argentinos corrieran a los bancos para sacar su dinero. Había entonces hiperinflación y no había paridad en el tipo de cambio. Tampoco existía una ley que impidiera este tipo de confiscaciones como la que se aprobó en agosto pasado. A pesar de las garantías de que un plan bonex nunca se repetirá, en Argentina nadie se fía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.