Sant Ramon tiene miedo al futuro
El Gobierno catalán prevé crear un polígono industrial de 170.000 metros cuadrados en esta población de la Segarra y decuplicar sus habitantes
Sant Ramon es un pequeño pueblo de unos 500 habitantes situado en el altiplano de la Segarra que, hasta hace poco, vivía con relativa placidez. El tiempo pasaba con calma y los días se sucedían sin grandes sobresaltos. Se trata de una población fundamentalmente agrícola que tiene también atractivos turísticos, en especial un monasterio mercedario que data del siglo XIII y que atrae a no pocos visitantes. Y de repente, en el sopor del verano, el pleno municipal aprobó unas normas de planificación urbana que dejaron a sus habitantes con el alma en vilo. De llevarse a cabo los planes diseñados por el Departamento de Política Territorial, a petición del propio equipo de gobierno municipal, 170.000 hectáreas perderán su calificación agrícola para convertirse en zona industrial y se creará suelo urbanizable suficiente para que la población acoja hasta 4.000 habitantes. Hay casi unanimidad en que se trata de un plan 'desmesurado' cuyos trámites, sin embargo, siguen adelante.
Un documento oficial afirma que el agua de la población está contaminada por pesticidas agrícolas
El término municipal tiene una extensión de 18,7 kilómetros cuadrados con diferentes núcleos de población. El más poblado es Sant Ramon. Allí viven unas 400 personas. Da una idea del rechazo provocado por el plan que las alegaciones contra él han recolectado 220 firmas. 'No han firmado los menores y los familiares del alcalde', afirma un miembro de la plataforma que impulsa la oposición a la reforma urbanística. El alcalde es Antonio Oliva, de CiU, partido que gobierna con mayoría absoluta. En el pleno del 8 de agosto que dio vía libre a la planificación votaron a favor los concejales de CiU y también los dos del PP, aunque éstos luego han empezado a marcar distancias con la propuesta municipal.
Josep Farré, teniente de alcalde de la localidad, cree que el lío que han montado los vecinos es injustificado ya que en su día se atenderán las alegaciones presentadas. Farré dice que el Ayuntamiento no podía oponerse a una propuesta que llega del Gobierno catalán.
El plan, afirman sus oponentes, crea una gran zona industrial, pero olvida recalificar los terrenos, hoy agrícolas, en los que se halla la única industria de la localidad. Una recalificación que sí proponen, en cambio, los firmantes de las alegaciones.
El rechazo a las nuevas normas tiene un denominador común: el miedo. La creación de 170.000 hectáreas de suelo industrial en una población sin demanda para este tipo de servicio hace suponer a los habitantes de Sant Ramon que detrás del plan hay gato encerrado y que lo que verdaderamente se propone el Gobierno catalán es instalar allí una planta de residuos industriales o alguna otra industria que requiera poca población por si hay rechazo. Josep Farré lo niega y asegura que el Ayuntamiento no lo consentiría nunca.
Las normas del Gobierno de CiU señalan que hay una gran demanda de suelo industrial para la población. Una demanda de la que los habitantes no saben nada. Los intentos de este diario de lograr información sobre la abundante demanda resultaron nulos. No había nadie facultado para hablar.
Sant Ramon es un núcleo urbano situado en torno a casi una única calle de un kilómetro de largo. Una calle que tiene entre 8 y 12 metros de anchura. La nueva planificación crea dos carreteras, paralelas a la antigua. Una tendrá 16 metros de ancho; la otra, 20. Los vecinos se preguntan para qué tráfico están pensadas. Para la población actual, por supuesto que no. Para la futura, quizá. Porque las normas prevén un crecimiento de casi 10 veces el número de residentes actuales. En opinión de la plataforma, los autores del plan han cuidado al detalle a algunos propietarios, miembros del equipo de gobierno o familiares suyos, y han utilizado el lápiz por la directa en el resto del pueblo. Josep Farré lo niega y asegura que todo el mundo se ve afectado más o menos por igual.
Sant Ramon es una de las zonas más secas de la comarca y además sus escasas aguas están contaminadas, según un documento del propio Gobierno catalán, que atribuye la contaminación al uso de fertilizantes, plaguicidas, insecticidas y otros productos agrícolas. 'Este tipo de contaminación es difícil de corregir', concluye el informe, sin añadir propuestas correctoras. La plataforma se pregunta qué agua beberán los futuros 4.000 habitantes.
El documento que justifica las recalificaciones explica que el crecimiento de Sant Ramon está estancado, tanto en lo demográfico como en lo productivo. Es, señala, una población envejecida donde el 13,9% de los habitantes son menores de 15 años frente al 23% que tiene más de 65. En 1940 tenía 977 habitantes; hoy el padrón refleja 561, de los que unos 400 viven en el núcleo que se siente amenazado.
El documento añade que se trata de una localidad situada en el punto de mira de los industriales catalanes debido a la proximidad del Eix Transversal, sugiere que las peticiones de nuevas industrias no pueden ser satisfechas por falta de suelo industrial y propone la creación de suelo para industria y nuevos residentes. Política Territorial afirma que 'al parecer' se prevé la creación de 175 nuevas viviendas. Las alegaciones hablan de no menos de 600. A las preguntas de este diario sobre las discrepancias, no hubo respuesta.
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