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El Guggenheim de Nueva York congela proyectos y despide personal

Llegan malos tiempos para los museos de Nueva York. Los atentados han ahuyentado a los turistas, la incipiente crisis ha reducido las expectativas de crecimiento, la ciudad en general parece desinteresarse por la cultura. Algunas instituciones, como el Museo Guggenheim, han resultado más afectadas que otras. Todas esperan un 2002 especialmente duro.

La crisis ha salpicado a todos los sectores de la vida cultural. Los efectos se han notado por partida triple: drástica caída del turismo extranjero, que supone más de la mitad de los visitantes de los principales museos; recortes de al menos un 15% en las ayudas municipales, y, sobre todo, la disminución de las grandes contribuciones privadas, la principal fuente de financiación de la cultura en Estados Unidos. 'Es una combinación muy rápida de distintos factores', asegura Norma P. Munn, directora de la Coalición para las Artes en Nueva York. 'Está convirtiéndose en un serio problema, sobre todo de cara al futuro'.

El Guggenheim es, sin duda, la institución que ha resultado más visiblemente afectada, en parte por la magnitud de los proyectos emprendidos por su director, Thomas Krens. Un mes después de inaugurar su nuevo museo en Las Vegas, el mismo día en que empezaron los bombardeos sobre Afganistán, el Guggenheim ha anunciado un primer recorte de plantilla, unos 80 empleados, la quinta parte de su personal. Se esperan más en los próximos meses.

En una breve entrevista a The New York Times, Krens aseguró que su meta para 2002 es terminar con un presupuesto equilibrado. No va a ser fácil: los años de bonanza económica alentaron los riesgos y el museo se enfrenta a un déficit de 28 millones de dólares (unos 5.000 millones de pesetas). 'Ésta es un oportunidad para nosotros de reexaminar los fundamentos de nuestra misión, impulsados, quizá, por los atentados del 11 de septiembre. Creo que lo que estamos haciendo es muy prudente', comentó Krens.

Lo más inmediato ha sido congelar el ambicioso proyecto del nuevo Guggenheim de Nueva York, una estructura muy parecida a la del centro de Bilbao y también diseñada por Frank Gehry. La idea nunca consiguió despegar del todo, esencialmente por problemas de dinero. Durante un tiempo se pensó incluir el museo en una gran iniciativa para reconstruir la parte baja de Manhattan, pero nadie se atreve a pronosticar cuál será el futuro del nivel cero. Mientras tanto, el proyecto ha pasado a mejor vida.

Un 60% menos de visitas

El Guggenheim tampoco ha conseguido fomentar mucho entusiasmo entre los neoyorquinos con sus dos últimas exposiciones: Brasil y Norman Rockwell. Más que ningún otro museo, depende de la venta de entradas para equilibrar su presupuesto. El número de visitantes ha bajado en un 60% en los últimos dos meses. El museo ha decidido posponer dos futuras muestras: Matthew Barney y Kasimir Malevich.

La crisis también hace peligrar otro de los ambiciosos proyectos de Krens: la página web del Guggenheim, en la que ya se han invertido 20 millones de dólares.

Otras instituciones han decidido, sin embargo, seguir adelante con sus proyectos. El Lincoln Center tiene prevista una costosa remodelación de unos 200.000 millones de pesetas, y el Museo de Arte Moderno (MOMA) no ha interrumpido sus obras de expansión, valoradas en más de 100.000 millones.

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