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LITERATURA POPULAR | Raíces
Columna
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Ya vienen los 'vareaores'

Reina este año la euforia en el olivar andaluz. Hay quien pronostica hasta un millón de toneladas de aceite, lo nunca visto. Tanta es la abundancia que en algunos sitios ha habido que adelantar la recolección casi un mes. Antes se decía: en cuanto pase la Purísima... Ahora ya podría cantarse -si todavía las cuadrillas cantaran- aquello de 'Ya vienen los vareaores / ya vienen de vareá. / Ya vienen de tirá asitunas / y de ganarse el jorná'. Pero ahora las varas son de vibración eléctrica y en los cortijos se pasan las noches a base de televisión y chismorreos. (Eso, los que tienen donde cobijarse). Aunque el trabajo sigue siendo duro y no ha perdido vigencia el otro lamento: 'Pobres aseituneros, / pa qué nasisteis. / Nochesitas alegres, / mañanas tristes'.

Ahora también el verdeo y la almazara se dan la mano, y hasta se solapan en algunos sitios, como en Baena, donde las nuevas técnicas permiten extraer un primer néctar del fruto todavía verde, que llega al paladar con fragancias de hierbas recién cortadas. El cronista, que anduvo por allí con motivo de las IV Jornadas del Olivar y el Aceite, conoció esta primicia, a pan mojado sobre la prueba en el plato, y puede dar fe de su sabor insólito. 'Para ser extra virgen / del olivar a la prensa, / y de la prensa a la despensa', reza el aforismo, que también parece nuevo.

Entre la campiña y la sub-bética cordobesas, Baena se encarama entre sus montes albarizos, como para vigilar, atenta, un oleaje de olivos primorosos. Los que irán depositando en las almazaras, y en las buenas mesas de medio mundo, un jugo suave y perfumado sin parangón posible. Ahora también se usa para cosmética, según las representantes de cierta multinacional de mucho lujo que por allí andaban. Otros congresistas se afanaban por estudiar mejoras en la biomasa secundaria que toda esta riqueza va dejando: compostaje de orujo y otras materias orgánicas de las que sacar energía; lodos y abonos, tratamiento industrial de la poda... Grandes derivas de esta ingente riqueza, que hay que evitar pasen directamente a contaminar nuestros ríos. Eso está bien.

Como también hay que evitar que pase directamente al olvido el sabroso folclore de la aceituna (asituna, como dicen por aquí, con la ese coronal cordobesa ya cercana a los raros silbidos de Lucena). Y por eso la convocatoria de este encuentro vino precedida de un concurso de recuperación de tradiciones orales, un verdadero acierto por el que hay que felicitar al municipio. Dichas quedan más arriba algunas joyas de esa otra cosecha, que el cronista se trajo del evento. Tradición y cambio, ¿no era eso?

Otra de esas letrillas dice: 'Los amores del ivierno / son amores de fortuna. / Que te quiero y que te adoro / mientras dure la asituna'. Recordó entonces el cronista, de sus testimonios de la pasada campaña por tierras de Jaén, unas tentativas de clasificar este material lírico, donde los amores efímeros tienen, en efecto, lugar destacado. Pero también le vino, esta vez a las manos, una reciente edición del Cancionero de Baena (recopilado hacia 1445) y el cronista se dedicó a fantasear acerca de paralelismos y contrastes entre la vieja lírica del otro amor, el amor cortés, y estos otros lances de recio querer de los aceituneros. El resultado, otro día.

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