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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Impuestos del juego

El 20 de junio de 1988 nace en Córdoba la primera asociación que en el territorio español se dedica a la atención del enfermo ludópata. Tuve la fortuna de participar activamente en su creación y puesta en marcha.

Históricamente, hemos pasado por la incomprensión de las autoridades, la negociación de tal patología con los empresarios del juego y hasta por los ataques personales de algunos desalmados. Hemos contemplado como prestigiosos profesionales opinaban que la ludopatía no tenía una relación con la promoción y propaganda de los juegos de azar.

La admisión a trámite por parte del Defensor del Pueblo Andaluz, Manuel Conde-Pompido, de nuestras demandas abrió el cambio de actitud por parte de algunas autoridades.

Desde 1990 hemos observado cómo se allanaba el camino y, aunque con dificultades tras la creación de la Federación Andaluza de Jugadores (Fajer), la población en general y la Administración andaluza en particular se ha ido concienciando de que la ludopatía es una enfermedad.

Los políticos andaluces, a iniciativa de José Manuel Rodríguez López, en ese momento Comisionado para la Droga, junto a Isaías Pérez Saldaña, consejero de Asuntos Sociales, llegaron a incluir la ludopatía como una adicción. Que hoy en día el ludópata andaluz es tratado como enfermo en las asociaciones de jugadores repartidas por toda la geografía andaluza, es una realidad. Como lo es también gracias a la ayuda que la Administración andaluza presta tanto a la federación como a las distintas asociaciones.

Hace pocos meses leíamos en algún periódico que los empresarios del juego, fundamentalmente los de máquinas recreativas, solicitaban ayudas a la Administración para poder sufragar los gastos de adaptación al euro. También leíamos, con más sorpresa todavía, que la Administración andaluza dejará de percibir 11.000 millones de pesetas, procedentes de la práctica de juegos de azar, bingos, casinos y máquinas recreativas, fundamentalmente. Todo esto a favor del mundo empresarial del juego.

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La gran pregunta que surge de todo esto es: ¿a qué juega la Administración andaluza? Disminuir la presión fiscal del juego y dejar de ingresar este dinero, habiendo aumentado los presupuestos de la Junta de Andalucía para el año que viene, tiene dos respuestas inmediatas:

- Ese dinero se recaudará del ciudadano andaluz de otra manera.

- La disminución de la presión fiscal hacia el juego facilitará la práctica del mismo y se incrementará el número de ludópatas.

Hemos empezado a andar hacia atrás de nuevo. Está claro que frente a la salud, frente a la ideología, frente al buen hacer de muchos, está el 'poderoso caballero, don Dinero'.-

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