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Rouco dice que sólo el 10% del dinero de la Iglesia procede de su 'patrimonio rentable'

El cardenal promete a los obispos 'mejorar los instrumentos de asesoramiento' financiero

El escándalo de Gescartera y los polémicos despidos de profesores de religión condicionaron ayer el discurso del presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, ante la asamblea plenaria de los prelados, reunida esta semana en Madrid. 'La Iglesia en España se sostiene y vive en un tanto por ciento muy elevado, no inferior al 90%, por las limosnas y aportaciones directas de los fieles, y por lo que se recauda por la vía de la deducción tributaria, no de su modesto patrimonio rentable', dijo. La Iglesia creó en 1999 su propia sociedad para invertir en Bolsa.

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'Los acontecimientos conocidos y su forma de ser transmitidos y comentados en los medios de comunicación social, confieren un especial y público interés al tema'. De esta vaticana manera introdujo el cardenal Rouco el punto más espinoso de su discurso, dedicado a justificar, doctrinalmente, las últimas actuaciones económicas y financieras de varios miembros destacados de la jerarquía católica.

El folleto con el denso discurso del cardenal presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que siempre se entrega a los periodistas al inicio de la asamblea plenaria, esta vez se repartió casi al final, y venía con dos correcciones a mano precisamente para enmendar el único guarismo del texto: donde antes se decía el 70% como el tanto que la Iglesia recauda por limosnas y aportaciones directas o tributarias de los fieles, un rotulador de tinta negra había elevado ese porcentaje al 90%. [Anoche, a las 22 horas, la página web de la Conferencia Episcopal seguía ofreciendo el discurso de Rouco con el porcentaje original: el 70%]. La otra corrección a mano en el folleto añadía 'al servicio del culto' uno de los destinos del dinero eclesiástico enumerado por el cardenal.

Lo cierto es que Rouco, en su discurso oral, sostuvo que 'la Iglesia en España se sostiene y vive en un tanto por ciento muy elevado, no inferior al 90%, por las limosnas y aportaciones directas de los fieles y por lo que se recauda por la vía de la deducción tributaria, acordada con el Estado, que la complementa; no de su modesto patrimonio rentable'. Antes, el cardenal arzobispo de Madrid había aclarado, textual y sumariamente, 'la doctrina teológica y canónica sobre la naturaleza y el destino de los bienes y recursos económicos de la Iglesia'. Todo ello, precisó, 'como una contribución a la verdad y a la objetiva información y formación de los fieles y de la opinión pública en general'.

Para los pobres

'Es obvio que la Iglesia necesita de medios materiales para el cumplimiento de sus fines, que adquiere y administra a la luz y a tenor de las normas canónicas, inspiradas en las exigencias del Evangelio', explicó más tarde el cardenal antes de subrayar que esos 'bienes eclesiásticos no son instrumentos para el enriquecimiento personal e institucional, sino para el fiel cumplimiento de su misión al servicio de la fe, del culto y de la caridad'.

Respecto a ese complemento que recibe la Iglesia católica vía 'su modesto patrimonio rentable', Rouco explicó que 'la mayor parte, con mucho, de esos bienes rentables tiene naturaleza fundacional y está al servicio mayor y prioritario de los pobres y, en considerable menor proporción, al servicio de la educación y de la cultura'. Añadió que la administración de esos bienes 'se ha cuidado y cuida con responsabilidad y prudencia, de acuerdo con las normas del derecho que les afecta -canónico y civil-, al igual que la administración de los recursos corrientes'. El presidente de los obispos añadió que la administración 'procura responder a las nuevas exigencias de nuestro tiempo', para lo cual 'el asesoramiento y participación directa de seglares competentes y generosos es predominante y creciente'. 'Trataremos de mejorar los instrumentos de asesoramiento y participación', concluyó.

Las cuentas que Rouco hizo ayer, sin cifras, ante el resto de los obispos no incluyen ni aluden a las aportaciones de la diferentes administraciones del Estado español que, cada año, directamente o a través de subvenciones y conciertos económicos, entregan a la Conferencia Episcopal y a otras instituciones católicas (sobre todo escuelas) en torno a 585.000 millones de pesetas, de los que apenas 15.000 millones proceden de la aportación voluntaria de los fieles a través del IRPF. Así, para el año 2002, la CEE recibirá del Ministerio de Hacienda, directamente, 22.200 millones de pesetas (11,10 millones de euros), para sueldos de obispos y sacerdotes, mientras que otros 100.000 millones de pesetas de los diferentes departamentos de Educación se habilitarán en cada comunidad autónoma para pagar a los profesores de religión católica (unos 33.400) que anualmente contrata el Estado por indicación de los obispos.

La Iglesia católica española, además, está exenta de los principales impuestos estatales, autonómicos y municipales, como el pago del IRPF, IVA, el impuesto de bienes inmuebles (IBI), el de sociedades y el de transmisiones y actos jurídicos documentados. Sólo para protección del patrimonio de esta confesión religiosa, el Ministerio de Cultura destina en 2002 un 60% más que el año pasado.

El cardenal arzobispo Antonio María Rouco (izquierda) conversa con el cardenal emérito Ángel Suquía.
El cardenal arzobispo Antonio María Rouco (izquierda) conversa con el cardenal emérito Ángel Suquía.EFE

Pastoral contra el empleo no fijo

El cardenal Rouco insistió ayer en defender la actual regulación de la asignatura de religión y calificó de 'modelos laicistas intransigentes' las alternativas a ese modelo, muy criticado por la inestabilidad en el empleo de los profesores que imparten esa materia. 'Se ha pretendido oponer de nuevo, a propósito de sucesos recientes que están en la mente de todos, el principio de la no confesionalidad del Estado al actual régimen jurídico de la clase de religión en lo que respecta al nombramiento de los profesores en los centros escolares de titularidad pública. El Estado que obstaculizase o limitase las posibilidades de la enseñanza y formación religiosa y moral libre estaría invadiendo un campo que no le es propio y dañaría, de este modo, gravemente, los derechos fundamentales de las personas', dijo Rouco sin más alusiones a los muy polémicos despidos de profesores de religión católica por causas como casarse por lo civil o irse de copas con los amigos. Los obispos, el PP y el Gobierno de Aznar se han quedado solos en la defensa del actual sistema de selección y contratación de docentes, acordado en 1999, que los demás partidos políticos consideran inconstitucional y contrario al sentido común. Numerosas sentencias judiciales vienen repudiando, en lo que va de año, ese original sistema de contratación y despido, y ayer mismo, sin ir más lejos, lo hizo también, de forma contundente, el mismísimo Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal, que entregó a los medios de comunicación, minutos después de terminar su discurso el cardenal y en la misma sala de plenos de la Conferencia Episcopal, un comunicado de dos folios con severas criticas a 'la lógica del sistema capitalista [que] genera situaciones de inseguridad y precariedad en el empleo'. 'Esta realidad genera una fractura vital en la personas y una evidente fractura social entre quienes gozan de un empleo fijo y las personas que se ven obligadas a aceptar cualquier trabajo y cualquier condición para satisfacer sus necesidades', dice sin miramientos la episcopal Pastoral Obrera.

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