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ESCÁNDALO FINANCIERO

El ecónomo de Valladolid vendió herencias de los fieles para invertir en Gescartera

Peralta ofreció versiones contrapuestas sobre el origen del dinero

El ecónomo del Arzobispado de Valladolid, Enrique Peralta, vendió fincas recibidas en herencias de los fieles para invertir en Gescartera, según se desprende de su declaración ante la juez Teresa Palacios. Peralta, que fue condenado el año pasado por vender propiedades de una herencia de forma abusiva, afirmó ante la Comisión Gescartera del Congreso que los 1.100 millones que invirtió en la agencia de valores provenían de donaciones y letras del Tesoro que vencían cada poco. Ante la juez, cambió su testimonio.

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El ecónomo declaró en la Audiencia Nacional el pasado 2 de octubre, un día después de hacerlo ante la comisión que investigaba el caso Gescartera en el Congreso. Ante los diputados, Peralta afirmó que el dinero que el Arzobispado invirtió en la agencia de valores provenía de letras del Tesoro y de donaciones en efectivo de los fieles de la diócesis. Sin embargo, sólo 24 horas después, ante la juez Teresa Palacios, modificó esta versión. 'La mayor parte de los 1.100 millones de pesetas eran letras del Tesoro que se amortizaban, y en vez de renovarlas, se ingresaban en Gescartera', dijo. A continuación, cautamente, añadió: 'Quizá también por la venta de alguna finca procedente de herencia'.

Peralta fue condenado en mayo del año pasado por vender de forma abusiva unas propiedades, que se encargaba de administrar, en perjuicio de los herederos de Concepción Méndez, fallecida en 1995. Dichos herederos, Felisa García de la Roza y la Residencia de Ancianos de Cisneros (Palencia) demandaron al ecónomo por considerar que había abusado de sus poderes de administración para desposeerles de la herencia.

Según la sentencia de 2000, Peralta vendió cinco fincas rústicas en Cisneros por las que obtuvo 33 millones de pesetas, y adjudicó al Arzobispado de Valladolid una vivienda que por testamento pertenecía a Felisa García de la Roza. La Audiencia Provincial le condenó a restituir los bienes y a indemnizar a García de la Roza con 29.169 pesetas.

El pasado viernes, la SER desveló también que Peralta incumplió la voluntas testamentaria de María teresa Villanueva, una acaudalada feligresa de Aaejos (Valladolid), quien legó sus bienes en 1967 a familiares y a dos iglesias y una ermita, con la condición de que se destinarán a limosnas y misas por su alma. Peralta manipuló según su voluntad, contraria a la de la fallecida, todo este dinero.

En su declaración ante la juez el ecónomo reconoce que invirtió tras la venta de fincas 'procedentes de herencia'. Pero no queda claro si se refiere a esas mismas fincas (por las que recibió 33 millones de pesetas) o si se trata de otras también dejadas en herencia. De su declaración se desprende que ni la juez ni la Fiscalía Anticorrupción, ni tampoco los doce letrados que asistieron al interrogatorio, le pidieron que precisase este punto. No es ésta la única apreciación de la declaración de Peralta que no cuadra con los datos conocidos hasta ahora. A preguntas de la juez, Peralta contestó que 'las condiciones [que le ofrecía Gescartera] le parecieron atractivas'. Estas ventajas, añadió, le llevaron a iniciar su colaboración con la agencia de Antonio Camacho con un contrato de 15 millones de pesetas. Sin embargo, la contabilidad interna de Gescartera recoge que la primera aportación del Arzobispado de Valladolid ascendió a un depósito de 100 millones de pesetas.

Este punto no fue aclarado ni cuando uno de los abogados le requirió información sobre el justificante de esa primera aportación a Gescartera. 'A preguntas del letrado manifiesta que la primera vez que hizo la inversión en Gescartera quizás no le dieron al momento el recibo'. Insatisfecha con esta respuesta, la juez ha pedido los libros y la contabilidad del Arzobispado entre 1996 (año en que comenzaron las inversiones en Gescartera) y 2000, así como las declaraciones físcales de cualquier índole. Inspectores de Hacienda han iniciado una investigación en el Arzobispado.

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