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El ecónomo de Valladolid enajenó inmuebles destinados a limosnas

Peralta incumplió la última voluntad de una vecina y vendió el legado

El ecónomo de la archidiócesis de Valladolid, Enrique Peralta, investigado por el caso Gescartera, incumplió las últimas voluntades de una rica vecina de la localidad vallisoletana de Alaejos, que dejó en herencia tres locales comerciales de Madrid con la exigencia de que las rentas procedentes de los mismos fueran destinadas a la reparación de una ermita, dos iglesias y para limosnas a los pobres. Según desveló ayer la cadena SER, el ecónomo vendió dos de los inmuebles, y el tercero se encuentra arrendado.

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Un nuevo escándalo acaba de salpicar la gestión del ecónomo de la archidiócesis de Valladolid, Enrique Peralta, quien compareció ante la comisión de investigación del Congreso por su relación con el caso Gescartera, justo cuando el Arzobispado había tomado la decisión de encargar una parte de su gestión a contables profesionales y a un comité de expertos con la misión de asesorarles en materia de inversiones.

En 1967, María Teresa Villanueva Nieto, nacida en Alaejos y vecina de Madrid, firmó ante notario una escritura de últimas voluntades en la que dejó todos sus bienes a una serie de familiares directos, así como tres locales comerciales situados en la capital de España, legados a dos parroquias y a una ermita de su pueblo, haciendo constar que las rentas producidas por los mismos debían destinarse a dar 'limosnas a sus pobres y sufragios por el alma de su testadora'.

A la institución Virgen de la Casita, patrona de Alaejos, le fue cedido el local comercial situado en el número 1 de la plaza de Juan Zorrilla, esquina a la calle de Bravo Murillo. A la parroquia de Santa María le correspondió la nave comercial de la plaza de la Condesa de Cavia, 4, y a la parroquia de San Pedro le fue legado, 'en pleno dominio', el local comercial ubicado en el número 14 de la calle de Vallehermoso, de Madrid. Según la Cadena SER, los tres legados alcanzarían actualmente un valor de mercado próximo a los 300 millones de pesetas.

En el documento legal, firmado ante el notario madrileño Rafael Núñez Lagos, se dice expresamente que las tres donaciones anteriores estarán sujetas a la 'prohibición absoluta' de ser vendidas durante 20 años, añadiéndose que las rentas procedentes del alquiler de los locales serán para limosnas y para cubrir 'las necesidades generales de la institución y de las parroquias'.

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De los tres locales en cuestión, dos fueron vendidos y el otro permanece todavía alquilado. Treinta años después del fallecimiento de la señora Villanueva, en Alaejos siguen sin conocer detalles de la herencia señalada y mucho menos de recibir ni una sola peseta para los fines que se exigían en la herencia.

Según reconoció a este periódico la alcaldesa de la localidad, Cristina Aguado, ni siquiera el Ayuntamiento, que forma parte de la junta que administra los bienes de la ermita, tenía noticia de que existiera tal herencia. En los últimos años se han invertido varios millones de pesetas en reparar los citados edificios, teniendo pendiente un gasto de otros 50 millones para la parroquia de San Pedro, a cargo de la Junta de Castilla y León.

Los familiares de Teresa Villanueva llegaron a pensar en algún momento en denunciar al Obispado. Un sobrino de la fallecida declaró ayer a la SER que no se ha cumplido la voluntad de su tía.

Todos los indicios apuntan a que fue el ecónomo de Valladolid quien tomó en su día la decisión de vender o alquilar los edificios legados. A cambio, durante algún tiempo, hizo llegar al pueblo la cantidad de 5.000 pesetas al año para decir misas a favor de la difunta, que más adelante fueron ampliadas a 12.000 pesetas. La alcaldesa dijo ayer estar sorprendida por la noticia y prefirió tomarse algún tiempo para valorar la misma y 'ver más adelante qué podemos hacer'.

En declaraciones hechas a la SER, Enrique Peralta, el ecónomo de la diócesis, dijo no saber nada de este asunto y remitió al párroco de Alaejos para cualquier explicación. En conversación mantenida con EL PAIS, José Guerra, el párroco aludido, reconoció que 'desde hacía muchos años se venía hablando de esa herencia. Yo sabía, dijo, que esa señora había cedido una parte de su dinero', aunque recalcó que tanto las ventas, como los alquileres y el dinero destinado a misas era gestionado personalmente por el ecónomo.

Antecedentes testamentales

Esta nueva actuación del ecónomo de Valladolid, Enrique Peralta, hasta ahora máximo responsable de las finanzas de la Archidiócesis de Valladolid, se une a las irregularidades cometidas en la gestión de la herencia de otra vallisoletana, Concha Méndez Carlón, que dejó en herencia cinco fincas rústicas del término municipal de Cisneros (Palencia), valoradas en más de 30 millones de pesetas, destinadas a una fundación encargada de administrar los bienes de una residencia de ancianos. Incluso antes de que falleciera la señora Méndez, el ecónomo Peralta ya había vendido todas las fincas, en su condición de administrador, y sin que en la fundación 'viéramos nunca ni un duro', tal y como recordó Emiliano Paredes, alcalde de Cisneros y miembro de la junta rectora. El Obispado tuvo que restituir las fincas, además de un piso a la 'fiel sirvienta' de la señora Carlón, que el ecónomo había vendido. Peralta fue condenado a indemnizar los gastos sufridos.

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