Los eslabones dóciles de la cadena
A Rosa B. le gusta su trabajo. Tiene ahora 35 años y empezó como envasadora en una de las cooperativas más antiguas de Almería con 16. Coloca tomates, pepinos o berenjenas conforme a su calibre, color y tipo en los asépticos envases que se lucen en Europa. No le importaría cumplir 50 años haciendo lo que hace.Cobra 755 pesetas la hora y ese sueldo incluye las dos pagas extraordinarias, la de beneficios y las vacaciones. También tiene clara una cosa: que en esto del manipulado se gana dinero 'porque se echan muchas horas'. Rosa, que ejerció como delegada sindical durante seis años, sabe lo que cuesta una pequeña mejora y también que un retroceso duele tanto como para abandonar el sindicalismo. Desde que se agarra al trabajo, a las seis de la mañana, hasta que sale, a las tres de la tarde, ha de oír el soniquete del jefe de almacén gritando y jaleando de forma continua a las manipuladoras: '¡Vamos, niñas!'. Todas sus compañeras agachan la cabeza, y ella, convencida de la inutilidad del grito, mira a los ojos a su superior. No pasan apenas cinco minutos hasta que éste vuelve a repetir: '¡Vamos, niñas, que me tenéis harto!'. Y Rosa otra vez lo encara. No soporta el abuso de autoridad. 'Hay cantidad de gente joven trabajando contigo y creen que es normal que te traten así. Por eso no sé decir si ahora estamos mejor que antes', asegura la mujer. Ni Rosa ni sus compañeras pueden hablar mientras desempeñan su tarea, ni reír o comer chicle. Cada vez que van al baño han de picar la tarjeta, y aunque las tablas de rendimientos no se contemplan en el convenio, si alguna tiene un día malo y envasa menos cajas no pasará desapercibido para la jefa de línea: '¡Oye, hoy has hecho menos!'.
Desde que se 'agarra' al trabajo, a las seis de la mañana, hasta que sale ha de oír el soniquete del jefe de almacén gritando y jaleando de forma continua a las manipuladoras: '¡Vamos, niñas!'
En Almería, unas 16.000 personas se dedican al manipulado de hortalizas, de las que 3.000 son varones. El perfil de la empleada es de una mujer joven, sin cargas familiares y 'dócil'
Esto ocurre en el almacén de Rosa, que es una de las cientos de cooperativas desperdigadas entre los invernaderos de la comarca de Poniente y de Níjar. Pero cada almacén es un mundo, y pese al convenio laboral en vigor, del que sólo se respeta con escrúpulo el precio de la hora de trabajo, las reglas en el manipulado y envasado de frutas y hortalizas en Almería son tan flexibles, relativas y cambiantes como entienda cada empresa. Por ejemplo, en la cooperativa de Teresa G., 35 años, ubicada en La Mojonera, las jefas de línea tienen prohibido entrar al comedor con el resto de sus compañeras 'para evitar que existan relaciones o lazos de amistad entre las mujeres'. 'A estas empleadas se les da bajo manga a lo mejor 50.000 pesetas si consiguen un buen rendimiento en el grupo. Su trabajo es el mismo que el nuestro, pero además tienen que apretarnos a nosotras para que nos cunda más', explica Teresa, que al igual que Rosa ha sufrido 'castigos' por hablar, por ser delegada o por 'contestar' a la jefa de línea.
Las normas en el almacén de Serafina C., 37 años, situado en El Ejido, resultan 'llevaderas' para alguien que, como ella, trabaja desde los 13 y ahora es fija. 'Hace dos temporadas que vengo echando entre nueve y diez horas. En época punta, unas doce', dice. Aunque el convenio establece la jornada en nueve horas, de las que en adelante se computan como extras y voluntarias, los horarios son versátiles y de dudoso voluntarismo. Serafina se agarra a las siete y sale a la una. Vuelve a entrar a las tres 'hasta que se agote el género, pero nunca más tarde de las diez de la noche', porque así lo tienen estipulado en su empresa. Ella relata la presión a la que están sometidas las compañeras eventuales que tras las nueve horas de jornal hacen ademán de marcharse a casa.
Síndrome del túnel carpiano
Se calcula que en Almería existen unas 16.000 personas en el sector del manipulado de hortalizas, de las que sólo 3.000 son varones. El perfil de la trabajadora es de una mujer joven, sin cargas familiares y 'dócil', a la que los empresarios les resulta fácil imponer horarios. Normalmente sus estudios no pasan de la Secundaria, aunque existen casos aislados con carreras universitarias. Junto con el sector de la construcción, el del manipulado es el que mayor índice de siniestralidad tiene en la provincia: 1.359 accidentes en los primeros cinco meses de 2001, sin incluir los registrados in itinere. La mayor parte de esos accidentes se clasifican como sobreesfuerzos y todos se tildan de leves, pese a que dejen secuelas para toda la vida. Pero lo más alarmante se adivina en las cifras que no existen en virtud de un cuadro de profesiones laborales que omite, para este sector, la lesión a la larga. A la envasadora sólo se le reconoce el síndrome del túnel carpiano -una atrofia en la articulación de la muñeca derivada del movimiento continuado- como enfermedad profesional. 'Son muchas horas de pie en una misma postura, y casi todas las mujeres tienen problemas de espalda: la columna y las cervicales es lo primero que se resiente. Después, la circulación y los problemas de varices. El 99% está fastidiada', expone Teresa.
Las pésimas condiciones del lugar de trabajo -entre corrientes de aire por la descarga de camiones, sin tarimas de madera en suelos de hormigón, con frío en invierno y calor en verano- no se contrarrestan con revisiones médicas específicas, inexistentes según denuncia la secretaria de Salud Laboral y Mujer de CC OO, Lola Moral. 'Lo único que hacen es pesarte, un análisis de sangre y orina, tomarte las pulsaciones y auscultarte, ver tu capacidad torácica y hacerte la prueba de fuerza de la mano. Si les dices que te duele el hombro o el codo, no te hacen una radiografía', señala Moral.
Fraude multimillonario y sistemático
EL ACTUAL CONVENIO que regula el sector del manipulado de frutas, flores y hortalizas de Almería, vigente hasta agosto de 2002, sólo cuenta con la firma de UGT. El sindicato CC OO no lo rubricó al considerarse 'apartado' de la negociación. En el conjunto de artículos farragosos y de interpretación dispar se omite el límite máximo de horas de jornada ordinaria para los trabajadores fijos discontinuos, lo que provoca que el personal no tenga clara su jornada laboral. Aunque el primer párrafo sobre el régimen de trabajo establece el cómputo anual en 1.826 horas, lo cierto es que la cifra se eleva a las 2.200 horas, al poder exigir el empresario nueve al día como obligatorias. El artículo 19 crea la figura del trabajador por obra o servicio determinado 'para no sobredimensionar la plantilla de fijos-discontinuos en las empresas'. Esta práctica, según el secretario general de CC OO, Fernando Villegas, 'permite el ahorro del personal eventual y mantiene la precariedad en el empleo'. Los miles de millones que los empresarios han dejado de fiscalizar amparados en el régimen especial del tomate fresco han sido otro ahorro que desde los sindicatos jamás se ha podido calcular. Con este régimen, el empresario paga a la Seguridad Social 0,174 pesetas por cada kilo de tomate fresco empaquetado, en vez del 33% del sueldo del trabajador, como ocurre con el resto de hortalizas y frutas. Pero las condiciones para aplicarlo son muy concisas: sólo pueden acogerse a él los manipuladores de tomate, el contrato del trabajador debe ser específico para ese régimen y además el tomate ha de ser fresco, propio y para exportación. 'Los empresarios han colocado en este régimen a las manipuladoras del tomate, pero también a las del pepino, sandía, berenjena y cualquier cosa. Han utilizado el contrato que han querido y envasado tomate propio para exportación, ajeno para exportación, propio para el mercado nacional y ajeno para el internacional. El fraude de los fraudes es que incluso han metido en el régimen del tomate a los administrativos de las empresas', describe el sindicalista. 'Había empresas de 500 trabajadores que con que tuvieran 30 de baja les devolvía dinero la SS. Eso ha estado vigente hasta 2000, pero todavía se practica en muchos sitios', asegura Villegas. Los sindicatos llegaron a solicitar en la comisión institucional del Instituto Nacional de la Seguridad Social los datos reales de este régimen especial del tomate fresco en Almería: a cuántos trabajadores afectaba, en qué empresas y en cuántas. Jamás obtuvieron respuesta.
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