Juntos pero no revueltos
Dice Paco de Lucía que no hay fusión de músicas, sino de músicos, y creo que tiene razón. Aquí hay un trompetista y percusionista estadounidense de origen puertorriqueño, Jerry González, que viene del jazz y que cuando toca jazz lo hace de maravilla. Pero toca jazz. Si se junta con flamencos -ya saben, Diego el Cigala, Niño Josele y Piraña- se adapta a lo jondo bastante bien, y pone con brillantez el contrapunto del sonido de su trompeta al cante. Pero entonces toca flamenco.
En lo fundamental, sin embargo, me parece que Jerry González es un gran músico de jazz, y en el concierto que hizo en Clamores prevaleció este género, con algunos temas memorables. Un solo reproche: fueron todos, en general, muy largos, y en algunos de ellos el exceso de insistencia en la percusión -Jerry y Piraña mano a mano, y este último fue el héroe en un verdadero alarde de facultades- llegó a la monotonía. Cronometré un tema, el que abrió la segunda parte, y el reloj marcó 25 minutos: demasiado pese a que fuera música admirable, con algunos solos bellísimos del guitarrista Sandoval.
Jerry González y los Piratas del Flamenco con Diego el Cigala
Jerry González (trompeta y congas), Diego el Cigala (cante), Niño Josele (guitarra flamenca), Israel Sandoval (guitarra eléctrica), Piraña (percusión), Alex Hernández (bajo). Sala Clamores. Madrid, 16 de noviembre.
El Cigala cantó como pudo. Muy bien cuando llevaba -y permítaseme la redundancia- la voz cantante, y aliviándose legítimamente cuando iba a remolque de la música de Jerry. Pero el concierto gustó a moros y a cristianos, es decir a jazzistas y a flamencos.
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