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Reportaje:

El final de una pesadilla

Liberados los ocho cooperantes retenidos por los talibanes desde agosto

Ángeles Espinosa

'Es el mejor día de mi vida', declaró Georg Taubmann al llegar a Islamabad. Sobraban las palabras. Su rostro y el de los otros siete cooperantes miembros de la organización humanitaria Shelter Now International (SNI) reflejaban alegría, satisfacción y todavía cierta sorpresa por haber recuperado la libertad. Apenas 48 horas antes se morían de miedo en una cárcel talibán desde la que oían un intenso bombardeo. Entraban en el tramo final de una odisea que se inició el primer fin de semana de agosto cuando los talibanes les detuvieron en Kabul por predicar el cristianismo. 'Justo antes de que cayera Kabul llegamos a creer que saldríamos, oímos que venían tropas', relató Taubmann a los periodistas. 'Pero entonces vinieron los talibanes, nos sacaron y nos montaron en coches para llevarnos', prosigue, recordando los sucesos del pasado lunes. 'Sabíamos que si terminábamos en Kabul, lo más seguro sería que no lo contáramos'.

Fueron acusados de predicar el cristianismo, cargo castigado con pena de muerte por los talibanes
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Este alemán cincuentón era el jefe de misión en Afganistán de SNI, organización humanitaria alemana que construye viviendas para los más necesitados, cuando dos de sus colegas, las estadounidenses Dana Curry y Heather Mercer, fueron detenidas por la policía religiosa el 3 de agosto pasado. Sus esfuerzos por liberarlas no sólo no prosperaron, sino que dos días después quedaban detenidos él mismo; las también alemanas Katrim Jelinek, Margrit Stebner y Silke Durrkopf; los australianos Peter Bunch y Diana Thomas, y 16 empleados afganos de SNI. La acusación, predicar el cristianismo, estaba castigada con la pena de muerte en el Afganistán de los talibanes. Todos negaron los cargos, pero aun así, a principios de septiembre se les inició un juicio que quedó suspendido por los bombardeos. Ayer, Taubmann se convirtió en el portavoz del grupo. John Mercer, el padre de Heather, que ha estado en Islamabad durante todo este tiempo, se desayunó el martes con la noticia del cambio de manos de Kabul. La Alianza del Norte liberó a los 16 afganos de SNI, pero ¿dónde estaban su hija y los otros siete cooperantes? Enseguida acudió a la Embajada talibán, donde los diplomáticos le informaron del traslado de los ocho occidentales a Kandahar. No era una buena noticia. Sin embargo, el día anterior, al llegar a Ghazni, a 130 kilómetros al suroeste de Kabul, los talibanes les habían obligado a bajar de los coches y les encerraron en un contenedor para pasar la noche. 'Hacía un frío terrible', recuerda Taubmann. El nuevo día no trajo muchas mejoras. Los ocho fueron trasladados a la cárcel local, justo antes de que las tropas de la Alianza del Norte iniciaran el asalto de la ciudad. Todos recuerdan la prisión de Ghazni como el peor de los cinco lugares en los que han estado detenidos, pero al menos su estancia en ella fue breve. Un levantamiento antitalibán entregó la ciudad a las fuerzas de la oposición en menos de dos horas. Sin embargo, ellos no lo sabían y, cuando se abrieron las puertas de la celda, temieron lo peor. 'Estábamos aterrorizados', reconoce Taubmann. El susto inicial quedó compensado con el recibimiento de los habitantes de la ciudad. 'Nos abrazaban, nos aplaudían, no sabían que había extranjeros en la cárcel y nos convertimos en una atracción', cuenta el jefe de SNI aún incrédulo. No bastaba con estar a salvo. Había que volver a casa. 'Un comandante local se puso en contacto con nosotros el martes por la noche y nos dijo que habían rescatado a los ocho cooperantes y pidió ayuda para arreglar el transporte', explicó a este diario Bertrand Barrett, del Comité Internacional de la Cruz Roja en Islamabad. Tres helicópteros de las fuerzas especiales de Estados Unidos acudieron a rescatarles en la madrugada de ayer. Poco después aterrizaban en la base aérea de Chaklala, en las afueras de Islamabad.

Tres de los cooperantes liberados entran en la Embajada alemana en Islamabad.
Tres de los cooperantes liberados entran en la Embajada alemana en Islamabad.REUTERS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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