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Robado el ordenador de un alto cargo de Hacienda en su propio despacho oficial

Uno o varios desconocidos asaltaron durante la madrugada de ayer el despacho del director de Finanzas del Gobierno vasco, Miguel Bengoechea Romero, en el corazón de la sede del Gobierno vasco, en Lakua, y se llevaron su ordenador dejando tras de sí un caos en su oficina. Según confirmaron a este periódico fuentes oficiales, los asaltantes abandonaron el lugar tras revolverlo todo y causar algunos daños.

El robo fue denunciado por los responsables del Departamento de Hacienda, que dirige Idoia Zenarruzabeitia (consejería de la que depende la dirección de Finanzas), tras descubrir que el despacho del alto cargo había sido revuelto. La Ertzaintza tomó ayer declaración a varias personas para conocer los detalles del suceso y poder esclarecer lo que ha pasado. Bengoechea, quien es funcionario de carrera, lleva más de ocho años como director de Finanzas. Anteriormente fue responsable de Presupuestos.

La oficina de Bengoechea está ubicada en el edificio de Lakua I, junto al resto de las dependencias de Hacienda y Administración Pública. Se trata del primer robo de estas características que sufre este departamento.

Según todas las fuentes consultadas, lo más probable es que el robo lo cometiese alguien con un gran conocimiento del edificio, debido a la complicación de su estructura, con intrincados pasillos. De hecho, la sede del Ejecutivo es un geriático reconvertido en edificio gubernamental.

La información con la que trabaja el director de Finanzas es altamente sensible, dado que entre algunos de sus cometidos están los de renegociar con las entidades financieras la deuda viva que tiene el Gobierno, distribuir el dinero del Ejecutivo entre cajas y bancos y velar por la solvencia de las cajas de ahorro vascas, lo que le permite conocer con exactitud el estado de sus cuentas.

De esta forma, el responsable de Finanzas pertenece a los organismos de control de las cajas de ahorro y de las cooperativas de crédito (como la Caja Laboral), es decir, tiene acceso a sus cuentas y el control de aquellas acciones externas que exigen la supervisión del Ejecutivo. Por ejemplo, en el caso de que la BBK estuviera interesada en gestionar un préstamo de 200.000 millones de pesetas en un banco suizo debería pedir autorización al Gobierno.

El director financiero viene a ser algo así como un jefe de inspectores, a los que manda a las cajas para realizar las auditorías, informes que después sólo conocen, por lo general, las propias entidades de ahorro y el Gobierno autónomo.

La sede del Ejecutivo vasco en Vitoria, también conocida como el complejo Lakua I y II, dispone de vigilancia privada desde hace dos años, cuando la Ertzaintza dejó de custodiar estos edificios y la seguridad paso a manos de una contrata externa. Por la noche, un retén de vigilantes jurados se encarga del control de todo el complejo.

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