Vecinos del Raval planean acciones contra el fuerte aumento de inmigrantes
Los comerciantes se quejan de inseguridad
La sensación de que la concentración de la población inmigrante en el barrio del Raval, en el distrito de Ciutat Vella, aumenta excesivamente y está llegando a niveles que hacen peligrar la convivencia está calando entre los comerciantes de la zona y representantes vecinales. El creciente malestar se refleja en que comerciantes y asociaciones de vecinos se han unido para iniciar movilizaciones y exigir medidas a la Administración.
Los ánimos se van encrespando en las principales calles comerciales, y también residenciales, del barrio del Raval: Nou de la Rambla, Hospital y Sant Pau, entre otras. La asociación entre el incremento de la inseguridad y el bajo nivel del negocio autóctono con el aumento de la población inmigrante en las calles del barrio es cada vez más habitual.
Por lo menos así lo denuncian algunos de sus representantes, entre ellos Enric Sánchez, presidente de los comerciantes de la calle Nou de la Rambla: 'Se está perdiendo el equilibrio en el barrio y se está llegando a niveles cercanos a la masificación del colectivo inmigrante, y eso es malo tanto para ellos como para nosotros. Ellos tienen derechos, pero nosotros también. Entre otras cosas, para eso pagamos impuestos'.
Las quejas son múltiples y abarcan desde cuestiones sanitarias al incremento de la prostitución, pero sobre todo se refieren a la inseguridad en las calles. 'Vecinos de la plaza de Pieyre de Mandiargues dicen que no pueden dormir por el ruido. A lado de las Drassanes, junto a la Escuela Oficial de Idiomas, se juntan los que han robado para repartirse el botín. Todos sabemos quiénes son y no se está haciendo nada para luchar contra la reincidencia, y para eso hace falta cambiar leyes', sigue quejándose el comerciante, que además considera que el Raval necesita un nuevo plan especial. Sobre todo, más recursos de la Administración, resume.
Otro motivo de queja, sobre todo para el gremio de comerciantes, es que los negocios regentados por inmigrantes están abiertos prácticamente todo el día, no pagan impuestos y son cada vez más: 240 sólo en el Raval.
Así las cosas, representantes vecinales y comerciantes han exigio al alcalde una reunión con responsables de seguridad, como la fiscalía y la Delegación del Gobierno. Pero, mientras tanto, planifican acciones, como una manifestación o el cierre de comercios. 'Esto es ya insostenible', dice Pep García, presidente de la Asociación de Vecinos del Raval.
Responsables del distrito reconocen que existe malestar en el barrio, pero no consideran que la situación esté tan deteriorada. 'Los indicadores de la delincuencia han mejorado en los últimos meses y parece que la llegada de extranjeros se ha frenado. Es cierto que se abren establecimientos, como locutorios, sin permiso, y nosotros actuamos. Lo que ocurre es que es un proceso lento y además los propietarios se defienden ante los tribunales', explican en la alcaldía del distrito.
Ciutat Vella tiene actualmente un 20% de población inmigrada censada. Por nacionalidades, el colectivo más numeroso es el marroquí, seguido por los llegados de Pakistán, Filipinas, Ecuador y Santo Domingo. El censo del barrio del Raval -donde se concentra la mayor parte de la inmigración- indica que hay una colonia de unos 3.000 marroquíes, 2.500 paquistaníes y 2.000 filipinos. Pero todos, incluidos los reponsables municipales, admiten que las cifras reales son muy superiores, porque muchos no están censados. 'Son más, pero tampoco es cierto que sean 30.000', afirman portavoces del distrito. 'No se sabe nunca cuántos viven en los pisos. Además últimamente alquilan locales y bajos comerciales y los transforman en viviendas', sostiene, en cambio, Enric Sánchez.
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