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Reportaje:

Una historia con final casi feliz

Miembros de la Assemblea de Catalunya conmemoran el 30 aniversario de su fundación

Ayer se cumplieron 30 años de la fundación de la Assemblea de Catalunya. Fue un movimiento asociativo y unitario en el que se integraron partidos, organizaciones y personas con el objetivo de promover el tránsito de la dictadura a la democracia. Su lema se resumía en cuatro propuestas de las que tres son recordadas en su formulación más simple: 'libertad, amnistía y estatuto de autonomía'. La cuarta reclamaba la coordinación de los pueblos de España, vistos como un todo con voluntad de convivencia democrática.

Ayer, 30 años después, muchos de los que se reunieron en la barcelonesa iglesia de Sant Agustí, sin que la policía franquista se enterara, volvieron a reunirse en el Museo de Historia de Cataluña invitados, en cierto sentido, por su director, Jaume Sobrequés. Había también otras personas que se integraron a la Assemblea más tarde (el movimiento perduró con fuerza hasta las elecciones de 1977) y otras que nunca estuvieron en ella, ya sea por edad o porque no todos se adhirieron, por unitario que fuera el movimiento.

Habló Sobrequés y lo hicieron también destacados dirigentes de la Assemblea y de su espíritu: Josep Benet, prototipo de independiente; los republicanos Jordi Carbonell y Heribert Barrera (que reconoció su escasa participación); Xavier Folch (que era del PSUC); Magda Oranich, Ricard Lobo, Xavier Bigatà y Joan Ballvé (todos ellos vinculados a CiU), además de Miquel Sellarès, en la órbita nacionalista catalana. Previamente, los presentadores (Sellarès y Sobrequés) habían afirmado que no iban a dar la palabra a los de siempre, pero la costumbre es una fuerza poderosa.

Cuando los de siempre hubieron terminado de decir sus cosas (casi todas coincidentes, como no podía ser menos en un acto conmemorativo del unitarismo), se procedió a dar la palabra a los que nunca intervenían. Ése fue el caso de Carles Prieto, que militó en el sindicato estudiantil y en los movimientos vecinales.

'He tenido que esperar 30 años para que me dieran la palabra', empezó diciendo. Luego recordó los movimientos asociativos que inspiraron, dijo, una filosofía de ciudad que aún sigue viva e inspirando a no pocos ayuntamientos.

Le siguió Tito Márquez, sindicalista, amigo del desaparecido Cipriano García, 'El Cipri'. Márquez, militante de Comisiones Obreras, de la Asamblea de Badalona y, 'obrero del vidrio', fue el único que utilizó el castellano. Reflexionó: 'Parecía que aquello era cosa de intelectuales, pero no. Era una obra también de la clase obrera. Ellos estaban al frente porque era lo más apropiado, pero había muchas voces en muchas partes'.

Lluís Maria Suñé reclamó un 'no bien fuerte a la guerra'. Jordi Sabartés, que fue decano del Colegio de Arquitectos y que intervino en nombre de los colegios profesionales adheridos a la Assemblea, sugirió: 'No perdamos la memoria. Mantegámosla y sigamos adelante'. Jacint Humet (de las asociaciones de padres de alumnos) afirmó que había visto la continuidad de la Assemblea de Catalunya en la acogida de inmigrantes que hizo el párroco de la iglesia del Pi y dedicó un recuerdo a las parroquias y conventos que fueron refugio de asambleístas, además de al PSUC, sin el cual nada de aquello se habría producido.

Habló también Carles Singles, a quien llamaban 'El fantasma', que enfatizó el carácter abierto a partidos y personas, sin distinción de militancia de la Assemblea, además de su capacidad de movilización. Jordi Chena (de Banyoles) recordó que en territorio defendían un quinto punto, añadido a los cuatro generales: la creación de una comarca propia. 'Hoy la tenemos y, como hay muchos días para ver el vaso medio vacío, propongo insistir en verlo medio lleno'. Cerró el turno Gregori Gallego, de Balaguer, en representación de las comarcas de Lleida.

El de ayer, insistió Sobrequés, no era un acto de homenaje, porque no había uno que homenajeara a otro. Era un acto de rememoración histórica y cívica de unos hechos que, dijo, 'acabaron relativamente bien. Una historia con final feliz'. O casi.

Luego, como en todo parte de guerra, se recordó a los muertos y ausentes que, tantos años más tarde, empiezan a ser demasiados.

Jordi Carbonell, Josep Benet y Miquel Sellarès, ayer, en el acto conmemorativo de la Assemblea de Catalunya.
Jordi Carbonell, Josep Benet y Miquel Sellarès, ayer, en el acto conmemorativo de la Assemblea de Catalunya.MARCEL.LÍ SÀENZ

Escuela de democracia

Xavier Folch aseguró ayer que la Assemblea de Catalunya fue 'nuestra escuela de democracia'. 'Nuestra': la de los allí presentes. Uno de ellos no intervino: el que en aquel entonces era secretario general en la clandestinidad del PSUC: Gregorio López Raimundo. Otro tenía que haber intervenido, pero no pudo acudir: su sucesor, Antoni Gutiérrez Díaz, El Guti.

Los partidos se esforzaron en reconocerse en la historia. Sobrequés aseguró que ayer estaban presentes y representados CDC, PSC, UDC, ERC, PCC, PP, IC-V. También otros menos conocidos: Estat Català, Partit Carlí, Front Nacional de Catalunya, la Asociación de ex Presos Políticos y las Comunidades Cristianas de Base. Faltaron otros que tuvieron un papel destacado y que ayer, recuperada la normalidad, estaban en el Parlament.

Josep Benet confesó: 'Ya no soy aquél. Llevo bastón y estoy cansado'. Luego recordó los sufrimientos de personas anónimas. El bastón de Benet no era el único de la sala.

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