México y Arabia Saudí, en el punto de mira

México y Arabia Saudí, dos de los principales aliados de EE UU, han sido palancas para burlar los controles de inmigración en los últimos años. A 15 de los 19 terroristas que ejecutaron el ataque de septiembre les fue muy fácil conseguir visados en Arabia Saudí. Ni siquiera les hicieron preguntas, como es de rigor cuando alguien solicita entrar en EE UU.

La explicación que la subjefe de la sección de asuntos consulares del Departamento de Estado, Mary Ryan, dio al Congreso esta semana es que 'no estaban en la lista de terroristas sospechosos', y le echó la culpa a los servicios de inteligencia.

La otra razón de la que no habló es que EE UU siempre ha visto con mejores ojos a los súbditos de Arabia Saudí que a otros ciudadanos de la región, como demuestra el que sólo rechace un 3% de los visados solicitados, mientras que a iraníes e iraquíes les hace esperar meses. Como promedio, EE UU rechaza un 25% de las solicitudes de visados de todo el mundo.

Por la frontera de México han llegado a EE UU más de mil musulmanes de contrabando introducidos por un iraquí, George Tajirian, que en los años noventa era el rey de ese negocio en El Paso, Laredo y Tijuana. Pero la policía tiene indicios de que no era el único, y ahora, revisando los arrestos de años anteriores, teme que el sur del Río Grande haya sido una puerta de entrada de terroristas.

El año pasado, la policía de fronteras norteamericana arrestó en los cruces con México a 94 indocumentados de Egipto, Irán, Irak y Pakistán. Y en Canadá, a otros 254 de 16 países musulmanes.

Cobrando entre 10.000 y 15.000 dólares por cada espalda mojada de Oriente Próximo no le fue mal a George Tajirian. Amasó una fortuna de más de diez millones de dólares (unos 2.000 millones de pesetas), hasta que le arrestaron en Miami en 1998. Ahora cumple 13 años de condena en Tejas.