Aznar y los docentes interinos
La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha presentado una propuesta al Ministerio de Educación en la que se expone la necesidad de elaborar una ley de punto final, semejante a la del INSALUD para los interinos de Sanidad, que daría estabilidad a los interinos docentes. Nadie apoyó a nuestra consejera.
El Ministerio se siente seguro y fuerte en su posición. Éste no va a derogar el fatídico RD 850/93 que regula nuestras oposiciones de Enseñanza, a lo sumo, modificará algunos aspectos. La señora García Pelayo (PP-Andalucía) no va a solucionar nuestros problemas: ella no puede hacerlo a pesar de las reuniones, charlas o diálogos que nos dedique a los interinos. Los consejeros de las demás comunidades autónomas tampoco apoyarán a nuestra consejera, porque el número de interinos que tienen no merece tal esfuerzo y sus reivindicaciones son escasas.
Sólo nos quedan dos opciones: despertar del sueño eterno a los interinos de otras comunidades para que juntos consigamos una ley de punto final, o bien, pelearnos con nuestra simpática consejera, que con la 'candidez' y habilidad de una astuta adolescente ha mandado la pelota al tejado de Aznar.
Pelearnos con Martínez es inútil e incluso conveniente para el PP, puesto que la Consejería ha manifestado repetidas veces su intención de derogar el RD 850/93. ¿Qué solución nos queda? Cambiar el decreto, de modo que un único examen relacionado con la práctica docente y la valoración de la experiencia hasta un máximo de cinco puntos sobre 10 nos permita acceder a la estabilidad.
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