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EL IMPACTO ECONÓMICO DE LAS INVERSIONES PÚBLICAS

El Estado y la Generalitat asfixian la economía catalana por la falta de inversión

Los presupuestos generales de 2002 confirman la discriminación del capital público en Cataluña

Andreu Missé

Las limitadas inversiones previstas en los presupuestos del Estado de 2002 para Cataluña suponen una traba para su desarrollo económico. Las cifras para el próximo año confirman la discriminación histórica que en materia infraestructuras ha sufrido la comunidad catalana. Al deficiente papel del Estado hay que añadir la escasez de recursos de la Generalitat, la autonomía que dedica un porcentaje menor de sus recursos a inversiones.

Durante los últimos 45 años, el déficit acumulado de inversiones públicas registrado en relación con la media española ha ascendido a 8,4 billones de pesetas, según han destacado recientes estudios. Este desequilibrio es en realidad aún mayor ya que la mayoría de los estudios contabilizan como inversiones públicas las autopistas, que tienen un gran peso en Cataluña, pero que son financiadas en buena parte por los ciudadanos a través de los peajes.

Estas deficiencias del Estado y la Generalitat sólo se compensan en una pequeña medida por un mayor esfuerzo inversor de los ayuntamientos, lo que explica también que los ciudadanos catalanes sean los que soportan una mayor presión fiscal municipal con relación a toda España.

En definitiva, el desarrollo de la economía de Cataluña se encuentra asfixiado por una menor dotación de capital público, equivalente al 1,1% del PIB, a pesar de que buena parte del mismo lo financian directamente sus ciudadanos -peajes, impuestos municipales-. Este escenario refleja también el escaso impacto que ha tenido el Gobierno de la Generalitat en el impulso de la economía catalana y explica su pérdida de peso relativo, casi un punto del PIB, en el conjunto de España. La falta de equipamientos evidencia la fragilidad para competir con Europa.

La inversión prevista para Cataluña en los presupuestos del Estado para 2002 es de 2.063 millones de euros incluyendo el Gobierno central y todos los organismos y las empresas públicas. Estas inversiones, presentadas como un gran logro por los nacionalistas catalanes, sólo representan el 14,5% del total del Estado, según el proyecto de presupuestos, por debajo del peso de la economía catalana (19%) y de su población (15,5%) en España. En 2002, el Estado invertirá en Cataluña 329 euros por habitante, bastante menos de la media española, situada en 351 euros. El año pasado, la Generalitat y sus organismos autónomos previeron invertir 298.803 millones de pesetas, lo que representa un escaso 11,8% de los recursos que administra.

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