CUESTIÓN DE NÚMEROS

Al presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, le ha molestado el excesivo celo empleado a la hora de vigilar los pasos de Carolina de Mónaco por una finca cacereña hasta donde se desplazó el pasado fin de semana para cazar perdices acompañada de su esposo, Ernesto de Hannover. 'Yo creía que lo de Los santos inocentes había terminado', ha dicho Rodríguez Ibarra, en referencia a la novela de Miguel Delibes, sorprendido por que se designasen 50 guardias civiles como servicio de vigilancia en la finca Las Golondrinas, propiedad del conde de Tres Palacios y que explota cinegéticamente Fernando Díaz de Bustamante. El presidente extremeño ha acusado al Gobierno central de 'sustraer dinero de los Presupuestos Generales del Estado para proteger a la princesa Carolina y a su marido de unos peligrosos fotógrafos que, por lo visto, pretendían atentar contra ella, haciéndole ni más ni menos que una fotografía'. Además, durante la cacería, Ernesto de Hannover espetó alguna frase de mal gusto a los propios guardias civiles por no haber impedido que unos paparazzi traspasaran unos metros la valla de un coto que tiene cerca de 17.000 hectáreas. El delegado del Gobierno, Óscar Baselga, ha desmentido a Rodríguez Ibarra al afirmar que la vigilancia fue 'la adecuada e imprescindible', con dos guardias civiles en la puerta principal y otros dos patrullando por los límites de la misma. -