'La pandilla de Fujimori y Montesinos sigue actuando'

En julio pasado, Roberto Dañino abandonó un lucrativo puesto de socio en el bufete Wilmer, Cutler y Pickering y una lujosa residencia en las afueras de Washington para hacerse cargo de la jefatura del Consejo de Ministros peruano. Noventa días después de asumir el cargo, Dañino reconoce que el hombre que le hizo regresar a Lima, el presidente Alejandro Toledo, está perdiendo popularidad por momentos, pero culpa de ello a los supervivientes de la red de corrupción tejida por Alberto Fujimori, exiliado en Japón, y su siniestro jefe de los servicios secretos, Vladimiro Montesinos, encarcelado en Lima. 'Se ha detenido a las cabezas, pero el resto de la pandilla sigue ahí', afirma.

'La popularidad del presidente Toledo ha sufrido por unas protestas manipuladas'

Este licenciado en Harvard, de 50 años, amigo personal del escritor Mario Vargas Llosa, asiste hoy en Madrid al lanzamiento de la Mesa de Cooperación con Perú, un esfuerzo encabezado por España para luchar contra la pobreza en el país andino. Dañino opina que Perú, como todos los países del mundo, sufrirá las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre en EE UU, pero asegura que está en mejores condiciones que la mayoría de las naciones latinoamericanas para hacer frente a la crisis.

Pregunta. ¿Ha notado ya la economía peruana el impacto de los ataques del 11 de septiembre?

Respuesta. Nadie en el mundo se va a librar de ese impacto. Sin embargo, si uno mira los índices de riesgo de los países latinoamericanos, el de Perú es bastante menor que los del resto de América Latina. Estamos en una situación ventajosa con respecto a la región: tenemos una estabilidad económica, un proceso democrático que se ha restablecido sin una gota de sangre, una inflación de sólo el 2% y reservas de 8.800 millones de dólares. Estamos en recesión, pero hemos avanzado más que los demás en las reformas económicas.

P. El apoyo a Toledo en las encuestas de opinión está cayendo en picado y cunde la impresión de que hay muchas promesas y pocas realidades...

R. La popularidad del presidente ha sufrido a consecuencia de unas protestas manipuladas y preparadas desde hace más de un año por Vladimiro Montesinos. El plan para aniquilar políticamente a Toledo o, alternativamente, desestabilizarlo si ganaba las elecciones de junio pasado, pasaba por movilizar a los alcaldes de varias ciudades que son exactamente los que están agitando las movilizaciones de ahora.

P. ¿Todavía existe la trama de Fujimori y Montesinos?

R. Que haya caído el Gobierno no significa que haya desaparecido toda la red de Fujimori y Montesinos, y esa red ha manipulado unas protestas cuyas demandas, si bien legítimas en origen, son absurdas. Pensar, por ejemplo, que la carretera transoceánica iba a estar lista en los primeros 90 días de Gobierno es una insensatez. Además, la estructura empresarial de Fujimori y Montesinos, con muchos recursos de la corrupción, no se ha visto afectada en lo sustantivo. Se ha detenido a las cabezas, pero el resto de la pandilla sigue allí. Nadie en su sano juicio puede esperar que un Gobierno con un país devastado pueda dar resultado en los tres primeros meses, a pesar de que se ha hecho muchísimo.

P. El presidente Toledo pidió ayer al primer ministro de Japón que extradite a Fujimori. ¿Hay alguna posibilidad de conseguirlo pronto?

R. Yo quisiera que fuese un proceso breve que nos permita cerrar este capítulo y dedicarnos a las tareas de gobierno, pero me temo que va a ser un proceso judicial y legal bastante largo. Es un reto delicado: por un lado, tenemos que combatir la corrupción y no avalar la impunidad, pero, por otro, también tenemos que crear un clima de estabilidad jurídica, política y económica en el país.