'Somos una dirigencia de mierda en la que me incluyo'
Pocos creían en su resurgimiento político después de perder estrepitosamente en las presidenciales de 1999 ante el candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, por dos millones de votos. Fue uno de los mayores descalabros electorales del peronismo. Dos años después, Eduardo Duhalde ha dejado sin habla a sus adversarios de dentro y fuera del Partido Justicialista (PJ), al arrasar en las legislativas de hace una semana y obtener el primer escaño de senador por la provincia de Buenos Aires, la de mayor peso político y económico de Argentina.
El buen resultado obtenido en las urnas -más de dos millones de votos, 37,55%- coloca a Duhalde en una buena posición para una eventual candidatura a las presidenciales de 2003, aunque asegura que a sus 60 años, 30 de ellos en la política activa, ya no tiene ambiciones de alcanzar la máxima jefatura. Puede ser, pero su único compromiso público se limita a 'no competir con los candidatos del justicialismo porque sería reeditar peleas internas'.
Ahora, el ganador de las últimas elecciones argentinas se siente fuerte y generoso. Su mayor preocupación es la provincia que le ha elegido y que gobernó durante ocho años. 'Cuido la provincia más que otra cosa, porque sé que cuando Argentina se recupere el motor de esa recuperación será la provincia de Buenos Aires. Tengo que ayudar en estos momentos difíciles al gobernador de la provincia de Buenos Aires , que es uno de los candidatos que está en mejor posición para las elecciones presidenciales. Si yo me postulara como candidato generaría una convulsión innecesaria, propia de los que tienen vocación de poder que sobrepasa lo razonable'.
Intendente, diputado, vicepresidente de la Cámara de Diputados, vicegobernador, gobernador... El único cargo que se le ha resistido ha sido el de presidente de la República porque, según dice, el último Gobierno peronista de Carlos Menem, su mayor enemigo dentro del partido, le hizo 'mucho daño'. Los dos jefes peronistas no cruzan palabra desde hace más de dos años. Ahora llega el momento de la revancha. En un plazo de 30 días Duhalde y los pesos pesados del PJ están dispuestos a nombrar una comisión gestora y apartar de la conducción formal del partido al ex presidente que está procesado por contrabando de armas. 'Si no podemos resolver nuestro conflicto interno, menos podremos resolver los externos'.
Menem no cuenta y será apartado sin ninguna resistencia, vaticina Duhalde. Habrá que verlo para creerlo, teniendo en cuenta la fuerte personalidad del ex presidente, tal vez el último caudillo de la política argentina.
El nuevo senador dibuja un panorama aterrador de su país y, sobre todo, de quienes tienen las riendas. 'El justicialismo no está en su mejor momento. Tenemos un oficialismo que está desarticulado y un partido de oposición inorgánico y fraccionado. Somos una dirigencia de mierda en la que me incluyo. Éste es mi pensamiento. Y la gente dice cosas peores de nosotros: nos llaman corruptos, delincuentes, incapaces, mediocres, vendepatrias... Todos los calificativos que usted quiera. Esto es lo que la gente piensa de la clase política'.
La 'bronca' contra los políticos se manifestó claramente en las urnas con un voto nulo y blanco masivo y una alta abstención. Pero como todos sus compañeros de oficio, Duhalde hace su particular interpretación del rechazo del electorado. 'Es un voto concentrado en sectores de clase media, que está siendo aniquilada. Apareció la categoría de nuevos pobres que antes no existía. Es una clase que se siente agredida. Aquí no sólo los pobres, sino los comerciantes, los profesionales jóvenes, la gente de la cultura, toda la gente que produce, empieza a sentir cierto olor de exclusión. El descenso de la clase media es un drama individual y para Argentina'.
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