Las pateras que zarpan del Sáhara cambian su ruta y colapsan las instalaciones de Lanzarote

La ruta principal del tráfico ilegal de inmigrantes entre África y Canarias ha cambiado en los últimos meses. El punto de partida sigue siendo la ciudad de El Aaiún, en el Sáhara Occidental. Pero las costas de Lanzarote sustituyen poco a poco a las de Fuerteventura como lugar de desembarco. Desde el 1 de enero hasta el pasado día 14 fueron interceptados en la primera de estas islas 696 irregulares, más del doble que en el mismo periodo del año anterior, cuando fueron aprehendidos 311. En Fuerteventura, las detenciones sólo aumentaron el 21%: de 1.490 pasaron a 1.887.

Las cifras son elocuentes. Mientras el número de pateras interceptadas en Fuerteventura ha descendido de 119, entre el 1 de enero y el 14 de octubre del año 2000, hasta 110 en el mismo periodo de 2001, las capturadas en Lanzarote han aumentado de 27 a 50. Paralelamente, se han incrementado las detenciones de patrones de estas embarcaciones en Fuerteventura: de 44 en el año 2000 a 111 en 2001. También en Lanzarote han crecido las capturas de 11 a 32, pero esta cifra no es significativa, porque en el mes de enero de este año se produjo un hecho insólito: fueron apresados 11 tripulantes en sólo tres embarcaciones.

Ante el encarcelamiento de sus hombres, las mafias reaccionaron confiando a menores de edad el timón de las lanchas. Pero también fueron detenidos y sus embarcaciones quedaron requisadas. Por eso decidieron poner proa hacia Lanzarote. Con ello han aumentado los peligros de la travesía: esta isla está a 185 kilómetros del Sáhara, 65 más de los que separan la ex colonia española de Fuerteventura.

El éxito de la Guardia Civil en Fuerteventura es consecuencia de la instalación de una cámara de visión térmica en la isla. Antes de que entrara en funcionamiento, las tres patrulleras desplegadas en las costas orientales de Canarias tenían serias dificultades para localizar las embarcaciones clandestinas. Sus radares eran sistemáticamente confundidos por las olas, los delfines y las ballenas que abundan en aquellas aguas. Se han dado casos en que una patera ha pasado de noche junto a los guardacostas sin que éstos se apercibieran de su presencia. Ahora, la cámara térmica identifica los focos de calor que despiden las barcazas y permite que sean interceptadas en el mar. Los tripulantes no tienen escapatoria.

Esta mejora en el control de la costa de Fuerteventura ha creado un problema en Lanzarote. La isla se ha visto sorprendida por una avalancha de irregulares para la que no estaba preparada.

El martes, en los 400 metros cuadrados de la sala de rechazados del aeropuerto se hacinaban 184 inmigrantes tumbados en literas y cubiertos con mantas proporcionadas por el ejército. Las autoridades hacían lo que podían para aliviar la presión. Ese mismo día, 14 marroquíes fueron trasladados por la policía en un avión de la compañía Naisa hasta Melilla, para ser entregados a las autoridades de su país en la frontera. El miércoles salieron otros dos vuelos con el mismo destino.

Los inmigrantes procedentes de países con los que no existen convenios de repatriación están siendo enviados en barcos y aviones al centro de retención de Barranco Seco, en Las Palmas, y a la antigua terminal del aeropuerto de Fuerteventura. Pero estos lugares también se hallan saturados. Para colmo, Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) ha advertido de que la terminal de Fuerteventura debe ser desalojada con el fin de ampliar el aeropuerto. El Ministerio del Interior estudia la creación de un centro de internamiento en unos viejos pabellones cedidos por el Ministerio de Defensa en la zona de El Matorral. El dilema está en cómo paliar el problema mientras tanto.

Los ayuntamientos de Lanzarote más afectados por la avalancha exigen una solución al Gobierno central. El alcalde de Yaiza, Juan Pedro Hernández, de Coalición Canaria, se dispone a convocar a todas las corporaciones locales del sur de la isla (las de Haría, Teguise, San Bartolomé y Tías, además de la suya) para adoptar una estrategia común, infroma Juan Manuel Pardellas. Juan Pedro Hernández, senador y miembro del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), también ha afirmado que es necesaria una mayor vigilancia de la costa y una colaboración más estrecha con la Administración del Estado.