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Miles de denuncias de ántrax colapsan la investigación en EE UU

Numerosos periódicos rechazan el correo postal tras la infección de un bebé en ABC

'Cada vez que alguien manda ántrax por correo está cometiendo un acto de terrorismo, pero no tenemos evidencia de que se trate de terrorismo organizado', dijo el secretario de Justicia de EE UU, John Ashcroft, al anunciar el primer encausamiento por crear falsas alarmas de ántrax. Al empleado federal al que le han imputado cargos por mentir al FBI sobre una falsa amenaza le pueden condenar a cinco años de prisión y una multa de tres millones de dólares.

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Con ese caso, señaló Ashcroft, se pretende dejar claro que el bioterrorismo no es un asunto 'para hacer bromas' y que se perseguirá vigorosamente a quienes perpetren 'alarmas ilegítimas en tiempos de legítima preocupación'.

No es para menos. Realidad o ficción, el hecho es que las cartas con polvo blanco recibidas a lo largo y ancho del país han empezado a paralizar el funcionamiento de centros neurálgicos de EE UU y han provocado una psicosis nacional. Ayer se cerró una parte del Capitolio después de comprobar que una carta al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Tom Daschle, contenía ántrax, y la policía investigaba los conductos del aire acondicionado de todas las dependencias.

Las secciones de correo de varias agencias federales, incluida la de procesamiento de visas del Departamento de Inmigración, se han clausurado por el momento. Y en las sedes de los principales medios de comunicación -que hasta ahora han sido el principal objetivo de los presuntos actos terroristas- están siendo inspeccionadas.

Desde que apareció el primer caso en Florida, el FBI ha recibido 2.300 denuncias de posibles casos de ántrax, una gran parte de los cuales han resultado ser falsas. Maliciosamente o no, el caso es que esas denuncias han ocupado una gran parte de los recursos policiales y sanitarios y las autoridades creen que de seguir ese patrón podrían colapsar la capacidad de respuesta de emergencia si se produjera otro ataque terrorista de grandes dimensiones.

Y, por otra parte, está el alto coste de investigar cada denuncia no sólo para el Gobierno, sino para los centros de trabajo. Por ejemplo, el desalojo de 800 empleados en el Departamento de Medio Ambiente en Connecticut, donde trabajaba el primer imputado por encubrir una falsa alarma, ha costado un millón de dólares (183 millones de pesetas).

Hasta el momento se han confirmado cuatro casos de infección y otros cuatro de exposición a la bacteria del ántrax según el Centro para Control de Enfermedades de Atlanta, pero muchos más están aún por determinar en las oficinas de correos que manejaron las cartas sospechosas y en otros centros.

La segunda víctima de American Media en Florida, Ernesto Blanco, está en cuidados intensivos. Y cientos de trabajadores de esa empresa de publicaciones y de las cadenas NBC y ABC se han hecho análisis de sangre cuyos resultados se darán a conocer en las próximas 24 horas. El caso que ha despertado especial interés es el de un bebé de siete meses, hijo de una productora de ABC. El niño estuvo en los estudios el 28 de septiembre y ha desarrollado ántrax cutáneo, pero la fuente de contagio es aún incierta porque ningún otro trabajador de ABC tiene síntomas.

La preocupación, con visos de histeria en algunas situaciones, ha llevado a varios periódicos y corporaciones a comunicar a sus lectores y clientes que no aceptan correo postal, sino sólo electrónico. Otro reflejo de la psicosis de pánico es el cierre de las visitas en el Congreso o la Casa Blanca.

La investigación sobre la fuente del ántrax continúa sin que hayan encontrado vínculos con los terroristas del 11 de septiembre. La Casa Blanca desmintió ayer rumores de que proviniera de reservas de almacenes de biodefensa, porque el inventario está intacto. Por su parte, el director del FBI, Robert Mueller, confirmó las similitudes entre la carta recibida por el senador Daschle y el presentador de NBC, Tom Brokaw. Los rasgos de la escritura de ambas y el tono amenazante son parecidos, y estaban fechadas en la ciudad de Trenton, Estado de Nueva Jersey.

Mueller no quiso revelar más detalles, pero otras fuentes señalaron que las misivas contenían exigencias a EE UU de que cambie su política con Israel y amenazas de atentados con armas de destrucción masiva. Todas incluían párrafos en árabe y alabanzas a Alá.

El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, abre su correo para tratar de disipar el temor al ántrax.
El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, abre su correo para tratar de disipar el temor al ántrax.REUTERS

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