Algunos restos del avión ruso que estalló presentan orificios parecidos a los de bala
Ucrania rechaza toda responsabilidad y la hipótesis del atentado vuelve a cobrar fuerza
La hipótesis de que un atentado terrorista hizo explotar el jueves pasado a un avión de pasajeros ruso que volaba sobre aguas del mar Negro cobra fuerza. La televisión rusa mostró ayer una serie de trozos y objetos recuperados en el lugar de la tragedia, entre los que había algo parecido a una mesilla que todo pasajero tiene frente a su asiento y en la que se podían ver claramente tres orificios que recuerdan los que dejan las balas. Si a esto se agregan los tres agujeros de la puerta de la cabina de los pilotos, se puede incluso pensar que hubo un tiroteo a bordo del avión.
Además, Vladímir Rushailo, el secretario del Consejo Nacional de Seguridad que encabeza la comisión estatal que investiga las causas del desastre aéreo, declaró ayer que habían encontrado también objetos ajenos al avión y 'numerosos orificios de similar forma'. Lo que está claro, afirmó Rushailo, es que el avión fue destruido por 'una acción de carácter explosivo', al tiempo que se negó a hablar de las diferentes hipótesis que circulan. 'Nosotros hablamos sólo de hechos establecidos', manifestó.
Para poder dilucidar lo que realmente ocurrió es fundamental la recuperación de las cajas negras del avión siniestrado. Rusia ha decidido tratar de encontrarlas con la ayuda de batiscafos (embarcación sumergible preparada para resistir grandes presiones y destinada a explorar las profundidades del mar). El barco de investigación científica Académico Golitzin llegó ayer a la zona de la tragedia con un Tritón. Ese aparato, perteneciente a una compañía extranjera, puede descender hasta 3.000 metros de profundidad. Además, llegaron dos pesqueros de arrastre con el fin de tratar de subir a la superficie los restos del avión y las pertenencias de los pasajeros.
Al tiempo que se hacían públicos estos datos, Ucrania afirmaba que han surgido nuevos antecedentes que descartan la posibilidad de que haya sido un misil lanzado durante las maniobras de sus fuerzas antiaéreas -otra de las hipótesis que circulan- el que derribó al avión. 'Al tratar de establecer una posible relación entre las maniobras de las Fuerzas de Defensa Antiaérea y la caída el mismo día de un Tu-154 en el mar Negro, han surgido nuevos datos que permiten aseverar que nadie puede tener base alguna para pensar que nuestro país tiene algo que ver con la catástrofe del avión ruso', aseguró ayer Anatoli Zelenko, ministro de Exteriores de Ucrania.
Técnicamente imposible
Zelenko no especificó qué nuevos antecedentes obran en su poder, y se limitó a decir que 'el punto final' en las especulaciones sobre la posibilidad de que los militares ucranios hayan sido los causantes de la tragedia lo pondrá la comisión especial que se ha creado por orden del presidente Leonid Kuchma.
Kuchma señaló que los especialistas niegan que técnicamente un misil haya podido alcanzar el avión de pasajeros que el jueves cayó en el mar Negro, a unos 180 kilómetros de la costa de Sochi. El presidente afirmó que los blancos estaban a un kilómetro de altura y a una distancia que no sobrepasaba los 40 kilómetros. 'El acimut de los disparos simplemente no podía coincidir con el lugar en el que se encontraba el avión', agregó.
'Ucrania estará agradecida si algún país puede darnos información de sus satélites, incluida la trayectoria del misil. Lo principal es saber la verdad' , manifestó Kuchma.
Mientras tanto, dos prestigiosos diarios rusos publicaron ayer la noticia de que el Túpolev pudo haber sido derribado por Turquía, otro de los países con costa en el mar Negro. 'El avión también pudo haber sido derribado por la defensa antiaérea turca, que tiene orden de abatir a las naves que se salen de su ruta', señaló el diario Izvestia. Pero Nezavísimaya Gazeta fue mucho más categórico y en primera página publicó un artículo titulado 'La causa de la destrucción del Tu-154 es conocida; sin embargo, no está claro que Ankara y Washington quieran hacerla pública'. El periódico asegura que en el momento de la tragedia 'el avión se encontraba más cerca de la costa turca que de la rusa, y seguramente era observado en las pantallas de los radares, más aún cuando las fuerzas de defensa antiaérea de ese país trabajan en régimen de alerta combativa'. Nezavísimaya aventura que los dos objetos que habría visto un controlador ruso acercándose al Túpolev y que no podían ser clasificados como misiles quizá fueran cazas turcos F-16.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.