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NOTICIAS Y RODAJES

Un enloquecido cruce de ciencia-ficción, 'western' y 'gore'

El Festival Internacional de Cine de Cataluña Sitges 2001 comenzó ayer su andadura con importantes cambios. Una nueva dirección, un aumento de las secciones y títulos y, sobre todo, una apuesta por el regreso a las fuentes, a los años en que el viejo festival suburense era sólo un certamen de género. Y nada mejor para celebrar ese retorno al pasado que hacerlo con el último filme de John Carpenter, Fantasmas de Marte, un enloquecido cruce de ciencia ficción, western y gore, que no gustó ni siquiera a los más curtidos seguidores del americano. Mejor suerte tuvo Metrópolis, raro filme japonés de animación que, en un alarde de riesgo, se incluye en la sección competitiva.

Si Fantasmas de Marte resulta una película fallida -o algo peor: militarista, armamentista, con un gélido tufo a explotación de la masacre-, vista en un contexto tan favorable para este tipo de productos como es Sitges, menos se comprende aún que haya sido exhibida en el pasado festival de Venecia. Pero así fue. En la película, se encuentran ecos de situaciones ya vistas en películas de Carpenter pero todo con un aire entre cansino y de copia descarada, sin una brizna de imaginación y, eso sí, mucho ruido.

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