Un nombre desafortunado
José María Aznar anunció la semana pasada en el Congreso la próxima aprobación de la Ley Orgánica del Centro Nacional de Inteligencia. Se trataba de un doble anuncio: el de la ley y el del nuevo nombre del servicio secreto, hasta ahora llamado Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid). Pero aunque cambiar el nombre de una institución es lo más fácil, en esta ocasión la idea no ha sido muy afortunada. CNI es el nombre con el cual el dictador chileno Augusto Pinochet rebautizó a la temida policía política DINA en 1977, cuando quiso remozar su imagen represiva. Naturalmente, no engañó a nadie. La CNI siguió siendo la DINA y aunque los años más duros de las desapariciones y torturas ya habían pasado, sus agentes fueron identificados por las víctimas. La diferencia radica en que el Cesid no es la DINA. Aunque se haya visto salpicado por los escándalos en los últimos años, como el caso Perote o las escuchas, el centro nació con la democracia española por impulso del teniente general Manuel Gutiérrez Mellado.
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