Un cura de 74 años, hallado muerto en su piso de Retiro, amordazado y atado de pies y manos
El número de homicidios desde enero ha crecido en un 130% frente al mismo periodo de 2000
Julián Serrano Arias, un sacerdote de 74 años, fue encontrado a mediodía del domingo pasado por agentes de la comisaría de Retiro con la cabeza reventada por un fuerte golpe propinado con un objeto contudente. La víctima, caída en el suelo, estaba amordazada y tenía las manos y los pies atados. El piso se hallaba revuelto y algunas cajas que había sobre la cómoda habían sido vaciadas. Con la muerte de Serrano son ya 71 los homicidios registrados en la región en lo que va de año, lo que supone más del doble de los que hubo en el mismo periodo del año pasado (31).
Serrano oficiaba misa en la capilla de la clínica Santa Cristina, en la calle de O'Donnell. Este fin de semana le tocaba estar de guardia a él, ya que libraba su compañero, Facundo. La voz de alarma surgió el sábado por la noche, cuando las empleadas del comedor le dijeron a Facundo que Serrano no había celebrado misa.
Facundo telefoneó esa misma noche, repetidas veces, a su compañero, pero nadie respondió al teléfono: saltaba siempre el contestador automático. 'Le dejé un mensaje en el que le preguntaba que si estaba solo y si quería que me acercara a su piso, por si necesitaba ayuda. No me devolvió la llamada', recordaba ayer el sacedorte. Éste decidió posponer un viaje a Segovia hasta ver si Serrano oficiaba la misa que tenía prevista para las 10 de la mañana del domingo. Pero a esa hora su compañero tampoco se presentó en la capilla de la clínica, por lo que la celebró él.
Nada más terminar el acto litúrgico, Facundo avisó a la policía y se dirigió al piso de su compañero, en el número 14 de la calle de Ibiza (Retiro), a unos 400 metros del centro hospitalario y cerca de la calle de Narváez.
Manchas de sangre
Agentes de la comisaría del distrito de Retiro entraron en la casa de Serrano con las llaves que tenía la portera para casos de enfermedad o emergencia. La puerta no tenían signos de haber sido forzada. Las luces del apartamento, de unos 25 metros cuadrados, estaban encendidas y la radio con un volumen muy alto. Además había cuatro botellas y dos vasos tirados por el suelo.
Serrano se encontraba caído en el suelo del dormitorio. Estaba atado de pies y manos y amordazado con cinta adhesiva de embalar paquetes, según explicaron fuentes de la investigación. Los agentes apreciaron manchas de sangre en la cabeza y otras partes del cuerpo. La policía cree que la víctima murió por un fuerte golpe en la cabeza, aunque no halló el objeto homicida. Tenía los brazos bajo el tronco, y en el lado izquierdo, a la altura del codo, había un cuchillo de madera.
La habitación estaba revuelta y algunas cajitas que estaban en la cómoda se encontraban vacías. Ésto hace pensar a los investigadores que el móvil del asesinato fue el robo. Los vecinos de Serrano señalaron ayer que no habían oído ni gritos ni golpes durante los últimos días. 'Era un hombre muy correcto y educado, que vivía solo. Algunas veces le acompañaba un hermano suyo, que es mayor que Julián y que también es sacerdote; y en otras ocasiones le acompañaba otro cura', explicó un vecino del cuarto piso, donde vívía la víctima.
Julián Serrano nació el 18 de noviembre de 1926 en Almedina (Ciudad Real), en el seno de una familia de carreteros. Era el tercer hijo de seis hermanos. A los 16 años ingresó en el seminario en la capital ciudarrealeña. Unos seis años después se trasladó a Madrid, al centro que tiene la orden de los Padres Blancos en la zona de Retiro, según comentaron varios allegados de la víctima. Gran conocedor de idiomas, alternaba sus tareas religiosas con las de profesor de francés.
Serrano había trabajado en la clínica Ibiza hasta que cerró en 1989. En junio de este año fue trasladado junto con el resto del personal de este centro al hospital Santa Cristina, y ya no cambió de destino. El sacerdote había pedido la jubilación, al igual que su compañero Facundo, pero la falta de nuevos curas motivó el retraso de su retirada. 'Era una persona muy abierta y sociable. La gente lo apreciaba mucho. Esperemos que la policía lo resuelva pronto y sepamos quién lo mató', dijo Facundo. 'Era tan válido a pesar de su edad, que se lo hacía él todo. Nadie iba a ayudarle en la casa'.
Los homicidios registrados en la región en los nueve primeros meses de este año han aumentado en un 130% respecto al mismo periodo del pasado: frente a los 31 habidos entre enero y octubre de 2000, este año se han contabilizado 71 crímenes. El año 2000 finalizó con 43 asesinatos.
La escalada de violencia se ha agudizado en el último mes y medio: en ese tiempo han sido asesinados 10 ciudadanos colombianos en la capital (entre ellos, cuatro en un piso de Vallecas, el 17 de septiembre, y otros tres que perecieron en un tiroteo en el barrio de Ascao, el 25 de septiembre). La preocupación ciudadana y política motivó la reunión, el pasado 24 de septiembre, de la Junta Local de Seguridad, presidida por el delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansuátegui.
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