ETA atenta contra el Palacio de Justicia de Vitoria
Los destrozos en el edificio, que paralizó su actividad, alcanzan los 200 millones de pesetas
Un coche bomba cargado con 40 kilos de dinamita causó a las 6.00 de ayer importantes destrozos, valorados provisionalmente en unos 200 millones de pesetas, en el Palacio de Justicia de Vitoria, que hubo de paralizar su actividad. La explosión causó también daños en viviendas y comercios de la zona, en el centro de la ciudad, y en más de 20 vehículos, 13 de los cuales quedaron destrozados. Una persona sufrió daños leves. ETA intenta demostrar que conserva su capacidad a pesar de los golpes policiales recibidos y de que utiliza la dinamita robada en Grenoble, aunque está ya en mal estado.
El edificio, junto al que estaba aparcado el vehículo, se halla en la avenida de Gasteiz, una arteria céntrica y de tráfico abundante, aunque a la hora de la explosión, las seis de la mañana, éste era escaso y sólo una persona sufrió cortes de poca importancia provocados por cristales. Dos menores fueron atendidos por dolor en los oídos y mareos causados por la onda expansiva. El consejero de Interior, Javier Balza, equiparó el atentado con el ocurrido en pleno centro de Logroño el pasado 10 de junio (en Euskadi ETA ha atentado con coche bomba 11 veces desde que acabó el alto el fuego, en diciembre de 1999). Interior está revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad del edificio por si registraron el momento en que se aparcó el coche y a quienes lo hicieron.
El Palacio de Justicia, que concentra todas las dependencias judiciales de la ciudad y que ya fue atacado en octubre de 1996 con una mochila bomba, tuvo que paralizar su actividad, que reanudará hoy, aunque no con normalidad. También se vieron afectadas unas 70 viviendas de las inmediaciones y quedaron destrozados 13 coches, mientras otros tantos sufrieron daños considerables. La Ertzaintza había recibido hasta la tarde 71 denuncias de particulares.
La deflagración, que despertó a buena parte de la ciudad, se produjo después de que la DYA (asociación de ayuda en carretera) de San Sebastián y Radio Euskadi en Vitoria recibiesen a las 05.30 aproximadamente sendos avisos anónimos que indicaban horas distintas para la explosión (06.00 y 06.30). Algunos clientes de hoteles cercanos bajaron en pijama al vestíbulo, inquietos por las instrucciones policiales de alejarse de ventanas o salir a los pasillos.
El aspecto del lugar durante la primera hora y media tras la explosión, todavía de noche, daba idea de la importancia del atentado, con dos grandes focos de fuego a ambos lados de la calle. Las llamas fueron propagándose de vehículo en vehículo y produciendo nuevas pequeñas explosiones. Los bomberos no pudieron actuar hasta casi las siete y media, cuando la Ertzaintza se cercioró de que no había un segundo artefacto trampa, como se temió tras las dos llamadas no concordantes de los terroristas.
La luz del amanecer dejó al descubierto la fachada oeste del edificio gravemente dañada, el amasijo del Renault 19 azul robado hace diez días en Elorrio (Vizcaya), con matrículas dobladas y que portaba la bomba, y dos hileras de vehículos humeantes, junto a otros con agujeros y daños diversos en sus carrocerías. Ventanas y puertas rotas, persianas abombadas y marcos desencajados completaban los destrozos. Fragmentos de hierro retorcido pudieron recogerse a más de cien metros del lugar. La zona permaneció cerrada al tráfico de vehículos y personas todo el día y a media tarde seguían desprendiéndose materiales de los edificios dañados.
El atentado se produce tres días después del pleno del Parlamento vasco en el que los partidos no fueron capaces de consensuar un acuerdo de mínimos en torno a la pacificación. Ese mismo día, ETA destruyó con 30 kilos de dinamita una discoteca en Navarra.
La banda terrorista intenta demostrar que conserva, pese a los golpes policiales a uno y otro lado de la frontera, capacidad suficiente para seguir actuando, extremo éste que reconoció el propio Balza. Al tiempo, ETA aprovecha para deshacerse de la dinamita que aún conserva del robo de Grenoble, cuyo estado es ya más que dudoso, según los expertos, dado el plazo transcurrido desde su robo.
El ataque suscitó la condena generalizada de instituciones, partidos, sindicatos y organizaciones profesionales, con la excepción de las vinculadas al mundo de la izquierda abertzale radical. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, ha convocado a mediodía de hoy concentraciones de 15 miunutos ante las sedes judiciales vascas. Ibarretxe señaló que a ETA la derrotará la sociedad vasca, mientras la oposición aprovechó para reprocharle sus menciones a una consulta a la sociedad, que a juicio de PP y PSE sirven a los intereses de ETA.
Quejas por falta de seguridad
Portavoces de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) y Francisco de Vitoria cuestionaron la idoneidad de las medidas de seguridad que el Gobierno vasco tiene establecidas para las sedes judiciales. 'Algo falla', dijo el presidente de la sección vasca de la APM, Antonio García, a la agencia Vasco Press, en un cuestionamiento que el Departamento de Interior se negó a contestar. Fuentes de la Consejería que encabeza Javier Balza se limitaron a señalar que los atentados de ETA alcanzan a toda España y que no por ello se cuestiona a los responsables de la seguridad. García incidió en que el Ejecutivo vasco debe replantearse 'muy seriamente' su política sobre los edificios judiciales. Las fuentes consultadas en Interior se mostraron esquivas tanto a la hora de entrar en polémica como de ofrecer datos sobre las medidas actuales. 'No se van a detallar por razones obvias, pero las medidas existen, como existían en las Torres Gemelas o en el aparcamiento del aeropuerto de Madrid-Barajas [donde ETA hizo estallar un coche bomba el 27 de agosto]', indicaron. La Sala de Gobierno del Tribunal Superior vasco emitió una nota de condena sin atisbo de crítica al Gobierno de Juan José Ibarretxe, llamando a las concentraciones de hoy y señalando que ningun atentado de ETA hará desistir a la Administración judicial.
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