El PP irrita a los empleados al rechazar el paso del hospital militar de Sevilla a la sanidad pública
20 especialistas han abandonado el Vigil de Quiñones en los últimos meses
La negativa del Partido Popular en el Congreso, el miércoles pasado, a que el hospital militar de Sevilla pase a la sanidad pública agrava aún más la situación e indigna a trabajadores y oposición. Una mano negra se cierne sobre el hospital militar de Sevilla; la confusión y las medias palabras prevalecen por encima de cualquier propuesta que surja para arreglar su futuro. Son ya muchos los que entre sus 781 trabajadores piensan que cualquier día de estos 'lo cierran'. Entre tanto, los servicios se clausuran y los especialistas, lenta, pero inexorablemente, se van.
El pasado viernes, a las dos de la tarde, en la planta 5ª había nueve enfermos ingresados; en la 6ª, 13; en la 7ª, 18; en la 8ª, nueve; en la 10ª, 17; y en la 11ª, ocho. En total, 94 pacientes contando los tres que en ese momento permanecían en la UCI. Muy pocos para un hospital que tiene 240 habitaciones individuales, 280 camas en uso y una capacidad de ocupación máxima para 750 pacientes ingresados.
En el Vigil de Quiñones no hay listas de espera; los pasillos no se colapsan con los enfermos que aguardan a la puerta de una consulta porque, sencillamente, no existen. A nadie, o a casi nadie, se le ocurre ya ir por allí.
Además, en los últimos meses se han marchado cerca de 20 especialistas. Algunos servicios, como el de traumatología, están bajo mínimos; con los anestesistas ocurre otro tanto. Otros, como el de protésicos, hace tiempo que se cerraron.
La proposición no de ley por la que se pedía el paso del Vigil de Quiñones a la sanidad pública, presentada por partida triple el miércoles ante la Comisión de Defensa del Congreso por los grupos socialista, Izquierda Unida y mixto, que el PP rechazó, ha venido, si cabe, a enturbiar más este asunto. Las afirmaciones y desmentidos de unos y otros no aclaran, en ningún caso, lo que trabajadores y sevillanos en general quieren saber: ¿qué va a pasar con este hospital? Todo el mundo, incluido el PP, está de acuerdo en que el Vigil de Quiñones pase lo antes posible a la sanidad pública.
El problema son los matices. Así, Isabel Pozuelo, responsable de la secretaría de Consumidores y Usuarios en la ejecutiva federal socialista, opina que 'el PP no juega limpio'. Y añade que el Gobierno del PP 'no trata igual' a los andaluces que a catalanes y gallegos. La portavoz de Sanidad del PP en Andalucía, Esperanza Oña, rebate las palabras de Pozuelo: 'No sería justo que Defensa entregase gratis a los andaluces un patrimonio que es de todos los españoles'. Concha Caballero, de IU, afirma: 'Mi opinión más optimista me dice que el PP está esperando a que lleguen las elecciones para ofrecerle a la Junta el hospital. Pero si me pongo pesimista, creo que Defensa esperará a que el Vigil de Quiñones se muera para venderlo'.
Los trabajadores, en cambio, no saben a qué carta quedarse. Todavía creen que el hospital terminará integrándose 'algún día' en el SAS. Pero el miedo les confunde: 'Defensa es capaz de vender el hospital a cualquier empresa privada', dice Gonzalo Ramírez, miembro de la plataforma creada para la defensa de este centro sanitario.
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