Aprender de Oslo

El pasado miércoles, el ministro de Exteriores, Peres, alfombró el camino de Arafat hacia el club de los 'chicos buenos' de después del 11 de septiembre al celebrar una reunión con él en Gaza. La multitud palestina alborozada y la aceptación del terrorismo por Arafat le habían colocado en el lado equivocado después del 11 de septiembre. Ya le pasó lo mismo cuando respaldó a Sadam en el Guerra del Golfo. De entre todos los países, fue Israel quien le lanzó la cuerda que necesitaba, a cambio de otra promesa de acabar con el terrorismo.

Ya hemos pasado por esto, y no sólo porque Arafat haya prometido alto el fuego seis veces en el último año, sino también porque Israel hizo lo mismo en 1993, cuando Arafat estaba roto y aislado tras su apoyo a Sadam e Israel le prometió, básicamente, un estado a cambio de un alto el fuego permanente. (...) Meses de mentiras antiisraelíes e incitación desde la prensa palestina controlada por Arafat echaron los cimientos para un nuevo abrazo a la violencia por los palestinos, hace un año. ¿Tiene importancia esto ahora? Mucha. El acuerdo alcanzado ahora no es público, pero uno se pregunta si terminar la incitación a la violencia es una parte importante del mismo. (...)

(...) La prueba de fuego para saber si las reglas han cambiado de verdad debería ser no sólo ausencia total de terrorismo y de incitación al mismo, sino también atención a un elemento antes ignorado: la necesidad de 'educar para la paz'. (...)

Jerusalén, 28 de septiembre