Los expertos hacen frente al gran desafío de identificar a los muertos

Ante un ejército de seres queridos que aguardan los hallazgos, docenas de forenses se enfrentan al mayor desafío de sus carreras, mientras pugnan por identificar a las víctimas del terrorismo en Nueva York y Washington, DC. Dientes, tatuajes, marcapasos e implantes de cadera proporcionarán pistas importantes, como también lo hará el ADN. Pero esta tecnología sólo dará nombre a una fracción de cada una de las miles de personas que perecieron.

En muchos casos, 'es posible que no haya nada que identificar. Es increíble. Es asombroso el reto que tienen ante ellos', dice Kurt Murine, forense en el condado de Orange, California.

Lo primero que están examinando los investigadores que se han reunido en la Costa Este, procedentes de todo el país, son los efectos personales y las huellas digitales, siempre que es posible. Luego recurrirán a los dientes, la parte más resistente del cuerpo, dice Norman Skip Sperber, un dentista forense de San Diego que ha prestado testimonio en otros catástrofes aéreas. Hace 15 días fue a Nueva York para unirse a los 30 expertos dentales que, según la Asociación Dental Americana, están trabajando en turnos de cuatro horas, día y noche.

Ya en 1945, Sperber realizó pruebas toxicológicas a los pilotos que se estrellaron contra el Empire State Building por culpa de la niebla; murieron 13 personas.

'Los dientes son un método de identificación muy rápido y muy valioso. La prueba se puede hacer en 30 segundos si se tienen delante todas las placas de rayos X', explica Sperber. 'Es tan fiable como las huellas digitales, siempre que haya unas buenas placas con las que compararlos'.

Dice que se van a emplear bases de datos informáticas para contrastar las características de las dentaduras recuperadas con las fichas dentales de las víctimas conocidas. Un solo diente puede bastar para identificar, afirma, sobre todo si tiene una corona o un empaste que lo diferencie.

Si la dentadura y otros rasgos físicos no bastan, es posible que los expertos forenses empleen rayos X para confrontar unas partes de cuerpo con otras, según Walter Birkby, un antropólogo forense de Tucson.

El ADN también puede proporcionar la identificación, y los forenses de Nueva York dicen que piensan hacer análisis aproximadamente a 20.000 fragmentos corporales. Necesitan ADN de las personas desaparecidas, procedente de la saliva en un cepillo de dientes o del pelo en un peine o un cepillo. El último recurso será utilizar el ADN de los familiares para hacer comparaciones.

Los investigadores de Nueva York y Washington -dice Birkby- tienen muchos más conocimientos de los que tenían hace sólo dos décadas, antes de que se generalizara la identificación forense. 'Su formación y su experiencia va a hacer que las cosas sean muy diferentes', asegura.

Aun así, toda esa experiencia no evitará que los profesionales sufran la tensión. Después del choque del avión de PSA, muchos dentistas que trabajaron en la identificación acabaron sintiéndose abrumados, recuerda Sperber. 'Hubo problemas psicológicos y de fatiga'.

Birkby dice que el agotamiento será el mayor problema de estos expertos. 'En este trabajo, la verdad es que uno no se identifica con las víctimas. Se dedica a resolver problemas. Es una situación que hay que resolver. La mayoría de nosotros estamos tan acostumbrados a ese tipo de tensión emocional que nos sentimos apartados de ella'.