Las trampas de la odontóloga
Una mujer que se hizo pasar por dentista en Fuenlabrada acumula una treintena de denuncias de sus pacientes
Nieves J. A. se ganó la confianza de sus pacientes -los que después se convertirían también en sus víctimas- a base de dulzura, paciencia y una 'habilidad impresionante para negociar', según recuerdan muchos de ellos. Nieves, de 58 años, es la falsa dentista de Fuenlabrada sobre cuyos hombros recae una treintena de denuncias, entre ellas una del propio Ayuntamiento de esa localidad, por causar serios daños en la boca a sus vecinos.
El historial de Nieves J. A. es tan extenso como la lista de afectados que ha dejado a su paso. En su actividad como odontóloga, sin poseer título ninguno, ha sumado a lo largo de más de una década un gran número de afectados. En los dos últimos años los perjudicados ascienden a más de 50, según calculan José Martín y José Manuel López, dos de las víctimas que se han propuesto llevar a la falsa dentista ante los tribunales.
No existe una fecha precisa que fije el inicio de los desmanes de la falsa odontóloga, pero en los archivos de la policía científica de Fuenlabrada consta que desde 1995 la Justicia, aunque a paso muy lento, le sigue el rastro. El 27 de abril de ese año, Nieves compareció como responsable de la clínica Madrid Sur SL, donde ejerció como dentista en una consulta que compartía con un ginecólogo que había sido detenido por intrusismo profesional. El único oficio conocido de este ginecólogo, según las investigaciones que se llevaron a cabo en esa época, era el de carnicero.
Ese mismo año, Nieves fue condenada por el juzgado número 5 de Plaza de Castilla a un año y dos meses de prisión acusada de un delito de lesiones e intrusismo profesional. Pero se salvó de la cárcel porque entonces no tenía antecedentes penales y porque la sentencia era inferior a los dos años y un día que exige la ley de pena para poner a un ciudadano tras las rejas.
Negocios de joyería
Antes de abrir la clínica Italia 23, que la Comunidad de Madrid precintó definitivamente la pasada primavera y de la que proceden las principales denuncias que han destapado el caso de la falsa odontóloga, Nieves montó una joyería de cuyo negocio tampoco salió bien librada.
A Pablo López Zaragoza todavía le da rabia recordar aquel incidente. Su hijo había sufrido un ataque depresivo y, como consecuencia de su estado, cogió una joya y acudió a Nieves para vendérsela. 'Era una esclava que en el año 1971 me costó 45.000 pesetas. Y la mujer se aprovechó de mi hijo: se la compró por muy poco', explica Pablo. Cuando supo que Nieves, que además era su antigua vecina, había adquirido la joya, fue a pedirle que se la devolviera o que por lo menos le hiciera un precio justo. Pero ella se negó. 'Me dijo que la tenía por ahí guardada, que la buscaría y ya me la daría. Desde entonces han pasado dos años'.
El abogado José Manuel López se topó casi por casualidad con Nieves. Ocurrió en septiembre del pasado año, cuando a sus manos llegó un folleto que promocionaba la clínica Italia 23, propiedad de la falsa dentista. Sólo con presentar aquel papel, en el que el centro se jactaba de haber recibido tres galardones por sus servicios, el paciente podía obtener un descuento del 20% en su tratamiendo odontológico. A José Manuel no le pareció nada extraño, se dejó tentar por la oferta y acudió a la clínica.
'Me recibió una mujer con mucho desparpajo y mucha habilidad. Era como si llevara en ese trabajo toda la vida. Yo me lo creí. Me miró la boca y me contó que a un paciente le había hecho ocho implantes en un día'.
Después de un juicio civil que se llevó a cabo el pasado 21 de septiembre en el juzgado número 5 de Fuenlabrada, José Manuel recibirá 120.000 pesetas de un implante dental que Nieves jamás le practicó.
Dueña de una gran astucia y ante las primeras sospechas de los afectados, Nieves J. A. trasladó la clínica Italia 23 a otro sector de Fuenlabrada. De la calle de Italia pasó al número 20 de la calle de Suiza, donde atendió a los últimos pacientes hasta que la Comunidad de Madrid precintó definitivamente el centro.
Hasta ese local de Fuenlabrada llegó José Martín, otra de sus víctimas. La falsa odontóloga, según Martín, le dejó varios trozos de muelas en el interior de las encías y más de una vez le suministró hasta siete dosis de anestesia en la boca en un mismo día. Arreglar los daños que le dejó la mano siniestra de Nieves le costará a este hombre más de 700.000 pesetas.
Y a María del Carmen Olalla las maniobras que Nieves le hizo en la boca estuvieron a punto de costarle la vida: 'Me hizo una endodoncia sin radiografía previa y se me metió aire. La cara se me hinchó muchísimo, me destrozó la muela y encima me dejó trozos dentro. Los médicos que me atendieron después en el hospital Doce de Octubre me dijeron que corrí mucho peligro', cuenta.
Nieves J. A. nació el 25 de febrero de 1943 en Galera, un pueblo de Granada. Es hija de Antonio y Francisca y su última residencia conocida es el número 35 de la calle de Móstoles, en Fuenlabrada. Isabel, la dueña de esa vivienda, asegura que la mujer le adeuda casi 900.000 pesetas de alquiler. 'Siempre me cuenta alguna historia rara. Y si no la he sacado del piso es porque no quiero perder mi dinero', dice.
Una audacia 'inigualable'
Con una audacia y una habilidad 'inigualables', Nieves, según varios de los afectados, logró mantener durante varios años la clínica Italia. Muchas veces fue objeto de precintos, pero siempre burló la orden municipal. En más de una ocasión, José Martín asegura que ésta le atendió de forma clandestina, cuando la policía ya había echado el cierre. 'Pero yo no sabía nada. No sospechaba que tuviera tantos problemas encima', asegura.
Con su voz dulce y su trato suave y refinado, Nieves no sólo se ganaba la confianza de sus pacientes sino la de los hijos de estos. Prueba de ello es que su consultorio estaba repleto de dibujos que le hacían los niños a los que atendía. Además, se jactaba siempre de las amistades que tenía entre miembros de la policía y de la Guardia Civil. De hecho, quienes la conocen aseguran que frecuenta sitios a los que acuden agentes policiales y que exhibía siempre sobre su escritorio un tricornio del instituto armado, además de llevar siempre una elevada cantidad de joyas en el cuello y en las manos. 'Pero lo que mejor sabe hacer es creerse sus propias mentiras', dice otra víctima.
En el juzgado número 4 de Fuenlabrada se halla el expediente en el que se han unificado todas las denuncias contra Nieves J. A.. Y no son sólo de Fuenlabrada, su último centro de operaciones conocido. También las hay de Móstoles, Chapinería y Leganés. Sus víctimas aseguran que no pararán hasta verla en la cárcel. Esta vez parece que por fin el círculo se ha cerrado alrededor de la falsa dentista.
'Ciertas connivencias'
¿Cómo es posible que una persona que carece de titulación haya podido ejercer como odontóloga durante varios años sin que nadie haya podido detenerla? El concejal de Sanidad y Consumo de Fuenlabrada, José María Domínguez García, de IU, confiesa que es incapaz de resolver este interrogante. 'Es algo que no nos podemos explicar', dice. Domínguez cree que detrás de las actuaciones de Nieves J. A. ha habido 'ciertas connivencias', aunque no se atreve a señalar en concreto de parte de quién. 'Lo que sí sabemos es que tenía relación con algunos agentes de la policía', afirma. El concejal recuerda que ya desde el Ayuntamiento de Fuenlabrada se ordenó el cierre de cinco clínicas que abrió Nieves, aunque siempre volvía a las andadas: 'La última vez que ordenamos el precinto de la clínica Italia ella apareció con una orden de reapertura emitida por la Comunidad de Madrid', recuerda Domínguez.El Ayuntamiento, dice el edil de IU, tiene constancia de que la mujer se dedica ahora a prestar sus servicios a domicilio, especialmente a niños. La concejalía de Sanidad y Consumo está a la espera de las explicaciones de la Consejería de Sanidad, ya que ésta ordenó reabrir la clínica en dos ocasiones.
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