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ESCÁNDALO FINANCIERO

Rato utiliza una réplica sobre Gescartera para acusar a Zapatero de colocar a sus ex ministros

La intervención del vicepresidente destroza la negociación para renovar cargos institucionales

El vicepresidente Rodrigo Rato destrozó ayer con su dialéctica cualquier posibilidad de éxito en la farragosa negociación que PP y PSOE mantienen para renovar 36 cargos institucionales. Rato no resistió la provocación del socialista Jesús Caldera, que le preguntó si mantenía sus antiguas teorías sobre responsabilidades políticas tras lo ocurrido en Gescartera. Caldera también reclamó consenso parlamentario para elegir presidente de la CNMV. Rato rechazó por 'excesiva' y 'escandalosa' la estrategia del PSOE de 'colocar' ex ministros 'incómodos' para José Luis Rodríguez Zapatero.

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La virulencia con que se empleó Rato en su habitual duelo con Caldera en la sesión de control volvió a sorprender al PSOE. Caldera apuntó a Rato como responsable político al 'elegir y vigilar' a determinados cargos implicados en el caso Gescartera. Y citó al ex secretario de Estado Enrique Giménez-Reyna; a Pilar Valiente, al ex diputado popular Luis Ramallo, a la directora general del Tesoro, Gloria Hernández, y a su ex jefe de gabinete, José María Roldán. Tras el reproche, Caldera concluyó que los próximos nombramientos en la CNMV deberían hacerlos por consenso.

Rato rechazó la propuesta y argumento que el Gobierno mantendría las competencias para nombrar cargos reguladas por leyes aprobadas durante las mayorías absolutas socialistas.

Caldera rescató entonces de la hemeroteca del Congreso un diario de sesiones del 18 de marzo de 1992, cuando Rato, entonces portavoz del PP en la oposición, ante el caso Ibercorp, increpó agriamente al entonces ministro socialista de Economía, Carlos Solchaga: 'Es necesario, señor ministro, que nos explique hoy aquí qué estaban haciendo sus elegidos en la Comisión Nacional del Mercado de Valores respecto de un grupo plagado de amigos, de favores y de malos resultados. Nos tendrá que decir si estamos ante un caso aislado o esto es una forma generalizada de actuar en los mercados financieros españoles'.

Caldera enlazó ese golpe de efecto con frases de Rato entonces sobre las responsabilidades políticas: 'Nosotros no se las vamos a pedir a la presidenta de la CNMV, se las vamos a pedir al Gobierno, que es quien tiene que responder aquí, que es además quien ha elegido ambas autoridades. Sería importante que el Gobierno no hiciera suya aquella vieja y cínica máxima, según la cual la política práctica consiste en ignorar los hechos, porque hay otra regla: cuando pasan cosas, hay responsabilidades'.

Rato encajó el eco de esas afirmaciones arremetiendo ferozmente de nuevo contra el pasado socialista: 'Efectivamente, en 1992, cuando yo, en nombre de mi grupo, pedía una investigación sobre Ibercorp, usted votaba en contra y usted tuvo que perder la mayoría absoluta para que CiU le obligara a aceptar esa comisión'. Luego destacó que aquel PSOE impidió 'saber la verdad sobre los fondos reservados' y forzó que se llegara tarde para conocer lo que pasó con Filesa, la Cruz Roja o la privatización de Rumasa. Añadió que el PSOE sigue encubriendo ahora sus responsabilidades en el Parlamento de Andalucía.

El vicepresidente se fue calentando y acabó con una andanada que sitúa la negociación sobre los 36 cargos institucionales que PP y PSOE llevan negociando desde enero en un callejón de muy difícil salida justo en un día en el que interlocutores al máximo nivel de ambos partidos habían flexibilizado sus posiciones para otro inminente encuentro. Rato despreció la oferta de consenso para futuros nombramientos del PSOE porque entiende que ese partido 'lo que quiere es tener una oportunidad más de colocar ex ministros'.

Escándalo

A continuación calificó la estrategia socialista como el mayor 'escándalo' de la negociación parlamentaria que está impidiendo, según Rato, que se pueda cerrar ese pacto sobre cuatro vacantes en el Tribunal Constitucional, 12 en el Tribunal de Cuentas, 20 en el Consejo General del Poder Judicial y un consejero del Banco de España. De todo ello culpó a Caldera, en nombre del nuevo equipo socialista, por querer 'que todos los ex ministros con los que por alguna razón Zapatero no se siente cómodo, y se los quiere quitar de las listas, los coloquemos en los puestos institucionales'. Rato presumió finalmente además de que todas las personas que el PP elige para ocupar puestos son adecuadas y se diferencian de los altos cargos socialistas en una cosa: 'Cuando tienen que irse, se van rápido'.

Antes de ese debate, Aznar respondió al líder de IU, Gaspar Llamazares sobre su valoración del caso Gescartera como una 'estafa de absoluto repudio'. Llamazares incidió en la consideración del escándalo como corrupción política que afecta de lleno al Gobierno. Y recogió también palabras de Aznar en el hemiciclo de 1994 cuando planteaba '¿Qué es eso de que se verán las responsabilidades cuando se tengan todos los datos?' para obligarle ahora a que señale a los culpables o acepte la responsabilidad en carne propia. Aznar descalificó como una mentira o calumnia la acusación de que el Gobierno está encubriendo o impidiendo ahora la actuación de la justicia y reiteró que ya se han asumido responsabilidades políticas con dimisiones.

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