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Un cabo del Ejército mata a su madre de un tiro en la cabeza y después se suicida

El homicida estaba de baja porque sufría trastornos psiquiátricos, según la policía

F. Javier Barroso

El cabo primero del Ejército Andrés Pujol Algans, de 48 años, asesinó ayer de un tiro en la frente a su madre, María del Carmen Algans Moltó, de 74 años, en su casa del distrito de Ciudad Lineal, tras mantener ambos una fuerte discusión. El militar se suicidó instantes después de un disparo en la parte izquierda de la cabeza, según informó un portavoz de la Jefatura Superior de Policía. Éste señaló que el homicida se encontraba de baja por los graves trastornos psiquiátricos que sufría. Pujol, que estaba separado de su esposa, ya intentó suicidarse en una ocasión anterior.

Los hechos se produjeron alrededor de las siete de la mañana en el piso 1º C del número 68 de la calle de Siena, en el barrio de la Concepción (Ciudad Lineal). Los vecinos del inmueble oyeron una fuerte discusión en el domicilio de los Pujol Algans. A renglón seguido, sonó un disparo y, minutos después, una segunda detonación. 'Hemos oído mucho revoloteo y un gran estruendo, como si alguien empezara a arrastrar un mueble. Después ha habido dos detonaciones que parecían como petardos', explicó un vecino. Andrés Pujol utilizó un revólver del calibre 32, arma que suele emplearse para la práctica del tiro deportivo.

Los vecinos avisaron a la policía, y, cuando llegaron los agentes, encontraron sin vida a Pujol y a su madre. Avisaron a una UVI móvil del Insalud-061, pero sus facultativos sólo pudieron certificar ambas muertes. La mujer presentaba un tiro en la frente que le salía por la zona occipital, mientras que el hijo falleció de un disparo con entrada por la zona parietal izquierda y con orificio de salida por el parietal derecho. Este detalle hace suponer a los investigadores que el parricida era zurdo.

El juez de guardia ordenó el levantamiento de los cadáveres y su traslado al Instituto Anatómico Forense, donde ayer se les practicó la autopsia. También fue precintado el domicilio. Éste, de unos 70 metros cuadrados, consta de tres dormitorios, salón, un cuarto de baño y cocina.

Un portavoz de la Jefatura Superior de Policía explicó que Pujol era cabo primero del Ejército de Tierra y que estaba de baja por los trastornos psiquiátricos que sufría, aunque no supo precisar de qué tipo eran. Tan sólo apuntó que estuvo a punto de suicidarse hace unos meses. Un portavoz del Ministerio de Defensa no confirmó que el homicida perteneciera al Ejército de Tierra, alegando que su nombre no consta en los archivos oficiales.

Personas normales

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Los vecinos de las víctimas destacaron que tanto madre como hijo eran personas normales que tenían muy buena relación con el vecindario. Ninguna persona de la zona había oído que el matricida sufriera trastornos psiquiátricos. 'Ella era una mujer fenomenal. Una enfermedad la había dejado casi ciega y salía poco a la calle. Siempre que podía, venía a ver a mi señora que, como está bastante enferma, no puede salir de casa. Era muy cariñosa', señaló Maribel, una empleada de hogar del piso bajo, letra D.

'De su hijo nunca nos había hablado. Nosotros siempre le teníamos considerado como una persona muy normal, del que su madre hablaba bien y que no daba ningún problema', añadio la vecina.

Esta versión fue ratificada por el resto del vecindario consultado. Quienes conocían mejor a las víctimas señalaron que tenían 'muy buena fama', ya que habían vivido desde siempre en el barrio y no habían participado en altercados.

Uno de los que más conocía a Andrés Pujol era Emilio Jurado, dueño de la cafetería Jurado, sita en la esquina opuesta al edificio en el que vivían el militar y su madre. El hostelero señaló que el parricida se había separado hace 10 años de su esposa, con la que aún mantenía 'una excelente relación'. El matrimonio tuvo un hijo, que en la actualidad tiene 18 años.

Según el dueño del bar, Pujol desayunaba a diario en su local antes de marcharse por las mañanas. Se sentaba en la zona del salón y leía la prensa mientras se tomaba el café. 'Siempre iba muy aseado y muy limpio, con traje. Creo que iba a una asesoría que tenía un familiar suyo [su hermana, que es abogada] para ayudarle. Una vez yo le pregunté sobre unas subvenciones para pequeñas y medianas empresas porque iba a reformar el local y a los pocos días me aclaró cómo las tenía que pedir', señaló el propietario del establecimiento.

Andrés era alto, de complexión normal, con barba, moreno y con el pelo corto. 'Nunca le he visto deprimido ni nos ha dicho que sufriera problemas psiquiátricos, como ha dicho la policía. Tenía mucha confianza con nosotros y no nos comentó nada', añadió Jurado.

'Esta mañana, cuando he venido a abrir el bar, he visto muchos coches de policía y una ambulancia. No sabía nada hasta que el vigilante de la obra de enfrente [de un edificio de pisos en la misma calle] me ha comentado que un hombre ha matado a su madre. Al decirme el nombre, ya me he enterado de que era esa familia. Después he visto a su ex mujer', explicó el dueño del bar. Andrés tenía una hermana menor, conocida familiarmente como Nené, según conocidos de las víctimas.

Jurado agregó que la madre del parricida no solía acudir a su local. Sólo iba ocasionalmente a comprar tabaco. Siempre fumaba marcas light. 'Hacía bastantes días que no entraba por aquí. Eso sí, nunca alternaba ni se tomaba nada', comentó el propietario. Otros vecinos señalaron que era frecuente ver a la mujer pasear con dos perros pequeños por la zona comercial de la calle de Alcalá.

Los familiares de las víctimas acudieron a primera hora de la tarde al Instituto Anatómico Forense para hacerse cargo de los cadáveres. No quisieron hacer declaraciones a los periodistas. Aún no habían contratado ningún servicio de enterramiento o tanatorio, por lo que se desconoce dónde recibirán sepultura madre e hijo.

68 muertos desde enero

La lista de muertes violentas aumenta día a día en la región. Desde principios de año, el número de homicidios alcanza ya los 68, tras la muerte, ayer, de María del Carmen Algans, de 74 años, a manos de su hijo, y de dos ciudadanos colombianos tiroteados en pleno barrio de Ascao. El anterior asesinato se produjo el pasado lunes en Leganés, cuando Felipe M. A., de 22 años, fue arrojado por Miguel Ángel A. G., de la misma edad, desde una tercera planta. Después, éste le remató en el suelo con una catana (espada de origen japonés utilizada por los samurais). Ambos jóvenes contaban con numerosos antecedentes por robo, según la Jefatura Superior de Policía. Del total de homicidios registrados en la región desde enero, 50 han tenido como escenario la capital. Entre estas víctimas están los cuatro colombianos (un hombre y tres mujeres) muertos a tiros el 18 de septiembre en un piso de la calle de Historias de la Radio, en Vallecas. Entre enero y septiembre de 2000 el número de muertes violentas en la capital fue de 27: la cifra de homicidios ha crecido en un 80%. Por otra parte, Víctor Manuel García Ayala, el colombiano de 37 años tiroteado el lunes al salir de un locutorio de la calle de las Islas Cíes (Fuencarral), recibió ayer el alta en el hospital La Paz y fue trasladado al Gregorio Marañón.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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