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Reportaje:

Del podio al cole

Dani Pedrosa se convierte a sus 15 años en el tercer piloto más joven que acaba entre los tres primeros en un gran premio

Cuando Dani Pedrosa entre hoy por la mañana en el aula de 1C del instituto de Castellar del Vallés (Barcelona), donde a primera hora le toca Informática, seguro que sus compañeros de Primero de Bachillerato le recibirán como un campeón. No es muy frecuente tener como colega a un chaval que corre el Mundial de motos y mucho menos a uno que, a sus 15 años, ya se ha subido al podio en una carrera de 125cc. Eso es lo que hizo ayer Dani, convirtiéndose en el tercer piloto más joven de la historia en pisar el cajón.

Todo era nuevo para él. En la celebración y la ceremonia. Nada que ver con la vuelta al cole que también protagonizó la semana pasada. Porque, aunque lo que le ha pasado este año resulta una experiencia inusual, tanto sus padres como la gente que guía su precoz carrera deportiva quieren que siga siendo un muchacho lo más normal posible. Y le toca pasarlas igual de canutas que los demás cuando llegan los exámenes. El curso anterior consiguió aprobar a pesar de estar en plena temporada. Ahora el arranque de las clases le ha coincidido con un día que no olvidará nunca. Y qué mejor regalo -el sábado cumplirá 16 años- que el primer trofeo y el primer botellón de cava.

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Dani fue una apuesta personal de Alberto Puig cuando tuvo entre sus manos los destinos de decenas de muchachos, aspirantes a pilotos, en la selección de participantes para la Copa MoviStar. Algo debió de ver en los ojos afilados de aquel niño, aunque no tenía la edad minima ni aprobó todas las pruebas previstas. Algo que le hizo escogerle para tutelarlo y llevarlo al Mundial. Cuando empezó, ni siquiera tocaba con los pies en el suelo subido en la moto. Pero sólo había que ayudarle en ese momento. Después, una vez en la pista, demostró un talento natural desde el principio y también un instinto ganador de los que se ven muy de tanto en tanto.

Antes de llegar a correr en motos de verdad, había ganado campeonatos de pocket-bike en los que le había apuntado su padre, un gran aficionado a las carreras y la figura que le llevó a hacerse piloto. Sin embargo, no las tenía todas consigo cuando apuntó al niño a la selección de la Copa MoviStar y, cuando le dijeron que Dani podía hacer el último exámen, sobre la moto, tuvo que correr para conseguir una máquina con marchas para que el chaval no llegara completamente virgen al estreno.

Puig, al que prácticamente ni ha visto correr, ha alumbrado sus pasos desde el principio. Junto con el ya deslumbrante Toni Elías, de 18 años, el prometedor Raúl Jara, de 21, y el campeón de España más joven de la historia, Joan Olivé, de 16, forman la pandilla más tremenda de los circuitos del Mundial. Ellos son el futuro del motociclismo español, pero también el presente. Son los frutos de la cosecha que Puig, con el respaldo de Dorna y Telefónica, puso en marcha hace dos años. Pedrosa sólo ha tardado 12 carreras en demostrar lo acertado de la operación.

'Estoy muy contento. No sé qué decir', comentó ayer tras su éxito en Cheste. No está todavía acostumbrado a atender a la prensa y su asignatura pendiente es aprender inglés. 'Pero no tengo tiempo, entre el cole y las carreras...', apunta. El mes que viene tendrá que hacer novillos otra vez porque viaja a Japón, Australia y Malaisia. En esta travesía descubrirá mundos que hasta hace poco no eran más que un sueño. También podrá seguir disfrutando, con la mezcla de inocencia y pillería que enseñan sus ojos, de las travesuras que planea con el resto de la pandilla, como ese lenguaje para hablar de chicas que sólo ellos conocen.

Apúntese su nombre. Tiene por delante un futuro espléndido en el Mundial de motos: Dani Pedrosa, el pupilo de Alberto, el amigo de Toni, el colega de Joan, el socio de Raúl. Cualquiera de ellos puede ser el siguiente.

Dani Pedrosa, feliz, en el podio de Cheste.
Dani Pedrosa, feliz, en el podio de Cheste.JOSÉ JORDÁN

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