Un verdadero aprieto
El mensaje del presidente Musharraf el pasado miércoles (...) puso en claro el apuro de Pakistán (...), con dedos acusadores desde todas las direcciones contra Osama Bin Laden y los talibán, no dejando otra opción que dar todo el apoyo a EE UU. (...) Actuar de otra manera (...) hubiera puesto en riesgo la seguridad e integridad del país y la preservación de sus intereses estratégicos. (...) Quizás no había necesidad de dar la impresión de tener un apremio ineludible en el alineamiento contra los terroristas. (...) Respecto al esclarecimiento de la verdad sobre si el sangriento drama (...) tuvo su origen en Afganistán, el presidente Musharraf señaló que su Gobierno ha pedido pruebas al respecto. El embajador de EE UU en Pakistán, Wendy Chamberlin, ha dado garantías (...) de que se hará público el informe tan pronto como se termine, con los detalles necesarios. (...) El presidente ha hablado de los 'buenos' resultados de ampliar la cooperación con Washington. Uno espera que el quid pro quo tenga rápidos y tangibles beneficios económicos para la gente que sufre la inflación galopante hasta el extremo de no dudar en acabar con sus vidas. (...) Si llegara lo peor, (...) será una prueba para el pueblo de Pakistán: se trata de un problema de seguridad de un pueblo con el que gran cantidad de paquistaníes tiene afinidad étnica, hermandad de fe, y además, su afluencia dentro de Pakistán será una fuerte carga para sus escasos recursos. En esta hora, son necesarios tanto la unidad entre los paquistaníes como el mantenimiento de la paz interna y la armonía.
Islamabad, 21 de septiembre
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