La enésima crisis de Mercosur

La devaluación del real brasileño vuelve a poner sobre el tapete las relaciones económicas del gigante suramericano respecto a su mejor socio, Argentina, que comprueba cómo su capacidad exportadora a su mejor aliado ha caído por los suelos. Una vez más, el futuro del Mercosur vuelve a ser una incógnita que puede terminar con la desaparición del grupo.

La prensa brasileña llenó de elogios a Domingo Cavallo cuando en marzo pasado volvió al frente del Ministerio de Economía de Argentina. Cobijaba la esperanza de que el economista que en 1991 había derrotado la hiperinflación de su socio de Mercosur terminara con la recesión que acarrea desde junio de 1998. El idilio duró poco porque Cavallo empezó a demonizar la devaluación del real, que asciende al 130% desde enero de 1999, y a sugerir que la unión aduanera (de la que también forman parte Paraguay y Uruguay) debía sustituirse por una simple zona de libre comercio.

'Si Brasil persevera en una política de reducciones continuas y sin límites, por vía de la devaluación, de salarios y jubilaciones, los argentinos se verán desalentados a integrarse', se lamenta Cavallo. La crisis de Mercosur, nacido hace 10 años, se desató cuando Brasil depreció su moneda el 30% en 1999, mientras Argentina mantenía su paridad fija 1 a 1 con el dólar, la llamada convertibilidad. Este año la brecha se agrandó. El real, que cotizaba a dos unidades por dólar en enero, llegó a 2,50 a mitad de año y a 2,75 después de los recientes atentados en EE UU.

Cavallo aduce que las diferencias de tipos de cambio generan desvíos de comercio e inversión de Argentina hacia Brasil, que ofrece productos y costes de producción más baratos. Fuentes diplomáticas brasileñas se sorprenden de la embestida del visceral ministro de Economía: 'Justo cuando ellos tienen un enorme superávit con nosotros'. El saldo favorable a Argentina en la balanza comercial bilateral, que el año pasado alcanzó los 512,8 millones de dólares, trepó a 905,2 millones entre enero y julio últimos, lo que supone un 76% más.

La secretaria de Comercio argentina, Débora Giorgi, comparó esa cifra con el aumento del 460% que está experimentando el superávit comercial argentino hacia fuera de Mercosur, como consecuencia de que la recesión interna contrajo las importaciones y empujó a los productores locales a exportar. 'La devaluación del real sí genera desvíos de comercio', concluye Giorgi, quien no da cifras sobre la mudanza de inversiones a Brasil, pero el éxodo de fábricas, sin un cáracter masivo, suele convertirse en noticia repetida. Cavallo recomienda como salida un 'nuevo esquema de integración' o 'coordinación económica'.

Esta última opción es la que intentan transitar desde el año pasado, sin logros, de momento. El funcionario, en cambio, llega a quebrar de hecho la unión aduanera cuando en abril modificó unilateralmente el arancel externo común para alentar la inversión en bienes de capital. El ministro de Relaciones Exteriores argentino, Adalberto Rodríguez Giavarini, conciliador, en contraposición con Cavallo, había propuesto informalmente en junio una serpiente monetaria para Mercosur, como la que existió en la Europa. 'Se pasó de los límites', le contestó el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, a Cavallo.