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Los acontecimientos que están conmoviendo al mundo desde la caída de las torres gemelas de Nueva York abren una serie de interrogantes sobre las expectativas de la Comunidad Valenciana a corto y medio plazo. De inicio, los atentados contra el World Trade Centre y contra el Pentágono en Washington se han perpetrado en un momento clave con respecto a la coyuntura financiera internacional, cuando los mercados se encontraban indecisos a la hora de valorar una presumible recesión económica global.

Es difícil imaginar que estas agresiones se producen por casualidad en el lugar y en el momento preciso para desestabilizar el mundo. Por tanto, lo más previsible es que se trate de una operación táctica en estrecha relación con los factores que han desequilibrado la economía mundial en un proceso que comienza con las crisis del sureste asiático y de Hispanoamérica, las alteraciones en el mercado de productos energéticos y, muy señaladamente, las tensiones entre los países de la OPEP, donde se decide cómo se va a administrar el abastecimiento de petróleo. Es un fenómeno que nos va a afectar a todos y, por tanto, es una de las consecuencias de la globalización. Al mismo tiempo, coincide con la fase previa a la instauración del euro como moneda única para los países de la UE. Esta implantación supone uno de los retos más significativos para el proceso de unificación de los países más avanzados del viejo continente. El euro constituye una seria competencia para el dólar, que puede ver amenazada su supremacía como moneda patrón para las transacciones comerciales y de materias primas que se cruzan en el mundo.

La repercusión para la Comunidad Valenciana va a ser relevante siempre que prosiga el clima de incertidumbre que se puede percibir estos días. Las principales amenazas se ciernen sobre los sectores con implicaciones en los mercados exteriores. El entorno de las ferias se puede resentir por la disminución de clientes, visitantes y por consiguiente, en las operaciones de negocio. El sector turístico, tanto en el ámbito de las agencias de viaje como en la Comunidad Valenciana como destino de viajeros, tiene un horizonte inquietante. Junto a estas actividades sensibles, todos los sectores dependientes prioritariamente del consumo y de la construcción se ven afectados por una serie de acontecimientos e incertidumbres que suspenden, de hecho, todo tipo de decisiones en el mundo de los negocios mientras se despejan las incógnitas más inmediatas.

Quienes conocen Manhattan pueden aproximarse a imaginar la conmoción que ha supuesto el derrumbamiento de las torres gemelas y el proceso posterior de asimilación de la tragedia. Aún no hace una año que estuve allí con mi familia, en un entorno que te puede gustar o no, pero en cualquier caso se trata de la aproximación a una urbe impactante. Conservo un recibo del bar que se encontraba en el último piso de las torres gemelas y en él se puede leer la leyenda 'Top of the World'. Y la cima del mundo se ha venido abajo sin darnos tiempo a prepararnos para el cataclismo. Pero cualquier aproximación a la tragedia es banal si, de alguna manera, eres capaz de ponerte en el lugar de las miles de víctimas que han sufrido este desastre. Aunque no seamos capaces de predecir si con esto se acaba algo o si tan siquiera termina de comenzar.