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Piqué pide 'sensibilidad social' a la Iglesia al renovar los contratos de los profesores de religión

España y el Vaticano declaran satisfactorios los acuerdos bilaterales entre los dos Estados

El acuerdo de 1979 que rige las relaciones entre España y la Santa Sede 'es satisfactorio' y 'no sería oportuno cambiarlo ahora', declaró ayer en Roma el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué. En parecidos términos se expresó la Santa Sede en un escueto comunicado, en el que se reitera la validez del 'marco de cooperación asegurado por los Acuerdos entre la Santa Sede y Estado español, de 1979'. Tras su visita a la Santa Sede, Piqué se refirió a la polémica desatada por el despido de profesores de religión y pidió a la Iglesia 'prudencia y sensibilidad social' a la hora de renovar estos contratos.

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El encuentro, calificado de 'cordial y útil' por el ministro español y la Santa Sede, sirvió también para que Piqué tomara nota de algunos 'planteamientos de los obispos' en materia de enseñanza religiosa. Entre estos planteamientos, aunque el ministro no lo precisó, figura con toda probabilidad la exigencia del Vaticano de que se impulse la asignatura de religión en la enseñanza estatal.

Piqué dejó constancia de que la posición del Gobierno español es firme en lo que respecta a este tema. 'La enseñanza religiosa se va a mantener, porque existe una demanda social, es algo que no ponen en discusión más que pequeños sectores, y debe desarrollarse de acuerdo con lo firmado con la Santa Sede y de acuerdo con el sentido común', dijo. Un sentido común que deberían aplicar también los que contratan a los profesores que imparten la materia, a juzgar por lo señalado a renglón seguido por Piqué. 'Los que tienen que determinar la idoneidad de un profesor son los que tienen capacidad para decidir, la propia jerarquía católica. Sería difícil de explicar y hasta difícil de ser incluido en la Constitución, que el Estado, que es laico y aconfesional, fuera quien fijara los criterios de la enseñanza religiosa', añadió. Aún así, el ministro abrió una espiral de entendimiento al señalar que 'otra cosa es la renovación de los contratos, una capacidad que debe ejercitarse con prudencia y explicando los motivos, y con toda la sensibilidad social necesaria en estos casos'. El hecho de que un Estado laico subvencione especialmente la enseñanza de una religión, la católica, lo justificó el ministro por la aludida demanda social que existe de este conocimiento, aunque este pretendido interés de los españoles por el Catolicismo no se vea reflejado en las declaraciones de la renta de los ciudadanos, sólo un 35% de los cuales se acuerda de financiarla. Piqué respondió que la financiación a la Iglesia no se hace por la vía de las retenciones fiscales, además, insistió el ministro, 'la Iglesia católica presta un gran servicio a la sociedad'.

Juan Pablo II en su reunión de ayer con el ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Piqué.
Juan Pablo II en su reunión de ayer con el ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Piqué.EFE

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