Berlusconi anuncia 'cambios' en los Presupuestos por los atentados
Se desvanece la posible bajada del IRPF y el aumento de las pensiones
Las promesas de reducción del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y de aumento de las pensiones mínimas, que colaboraron al triunfo absoluto de la coalición de centro-derecha en las elecciones italianas de mayo pasado, se desvanecen. El Gobierno de Silvio Berlusconi se agarra al drama del ataque terrorista que ha destruido las Torres Gemelas y ha dañado seriamente el Pentágono, en Estados Unidos, para advertir a los italianos de que los Presupuestos del 2002 'tendrán que cambiar'.
El primer ministro y magnate de la televisión privada italiana se ha apresurado a señalar que será necesario pasar de una ley Finanziaria (Presupuestos) ordinaria a otra extraordinaria, ante las nuevas prioridades surgidas. 'Habrá que invertir más en las fuerzas armadas, en los servicios de inteligencia y contar con una recaudación de impuestos inferior', declaró Berlusconi en Londres.
Eso sin contar con que el primer ministro teme una fuerte repercusión de lo ocurrido el martes pasado en la economía del país. 'Ya se han producido los primeros daños y se seguirán registrando más, en el turismo, el transporte aéreo, las aseguradoras', dijo Berlusconi. El jefe del Ejecutivo italiano aludió también a las dificultades de mantener las promesas electorales derivadas del 'extra-déficit' que la Casa de las Libertades dice haber encontrado en las cuentas públicas apenas tomó las riendas del Gobierno, en junio pasado.
'Haremos lo imposible para respetar el programa electoral', dijo Berlusconi, quien aseguró a los italianos que no habrá nuevos impuestos, 'sino desplazamiento de fondos de unos ministerios a otros'. Las declaraciones del primer ministro, hechas el lunes en Londres, provocaron ayer una reacción inmediata de los sindicatos que temen un nuevo intento del Gobierno de reformar las leyes laborales y el sistema de pensiones. Las principales centrales sindicales pidieron ayer claridad al Ejecutivo sobre los cambios que piensa introducir en los Presupuestos de 2002 como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre y, sobre todo, reclamaron de forma unánime 'que no se recorte de ninguna manera el gasto social'.
La Confindustria, patronal italiana, subrayó la urgencia de poner en marcha las reformas estructurales que exige el país.
El primero en arrojar un jarro de agua fría sobre las esperanzas de los italianos de a pie fue el ministro de Economía, Giulio Tremonti, quien en junio pasado, nada más tomar posesión de su cargo, denunció la existencia de un 'agujero' en las cuentas del Estado de más de dos billones de pesetas. Con esta situación, el Gobierno se siente incapaz de respetar el ritmo de reducción del déficit requerido por el Pacto de Estabilidad del Tratado de Maastricht. El anterior Gobierno se comprometió a fijar en el 0'8% el déficit, pero el nuevo no se siente capaz de mantener la promesa. Italia es un país sometido a vigilancia especial por la UE debido a una deuda pública que supera el 110% del PIB.
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