Renovación

El entramado empresarial valenciano tiene aún varios frentes abiertos: el desarrollo del anunciado programa de instalación del tren de alta velocidad (AVE), de tal forma que vertebre la Comunidad Valenciana, además de conectarla con Madrid y con el resto de Europa, la puesta en marcha del Parque Central en Valencia, la ampliación del aeropuerto de Manises, la clarificación de cuanto ocurre en Feria Valencia y para qué sirve, junto a la reciente atención sobre la futura ampliación del Puerto de Valencia.

El Puerto de Valencia es un enclave estratégico y económico de primera magnitud, que tradicionalmente ha jugado el papel de termómetro de la actividad económica de la Comunidad Valenciana. Estamos viviendo procesos de cambio y puesta a punto en las entidades económicas-empresariales en el ámbito autonómico valenciano. La Confederación Empresarial Valenciana, Cierval, las Cámaras de Comercio se irán renovando a lo largo del año 2001, de cara a un replanteamiento de las expectativas y de las posiciones empresariales.

La firma del reciente acuerdo (Pavace) entre la administración autonómica, las organizaciones empresariales y los sindicatos, augura un acuerdo de principio que habría de ser productivo para las partes implicadas y para la sociedad. No obstante, hay que advertir que una negociación de estas características casi nunca se resuelve a gusto de todos. El principal beneficio es que reduce la presión entre las fuerzas políticas, económicas y empresariales. Las Cámaras de Comercio están orientadas a la prestación de servicios a las empresas y a defender sus intereses. Para conseguirlo, tendrán que proteger su libertad como un bien preciado. Las funciones básicas de apoyo al comercio exterior, la formación y la prestación de servicios son los cimientos de unas instituciones centenarias, que han de potenciar su imagen desde dentro, a base de dotarlos de contenido, al margen de los convenios que se firmen con la Administración.

El reforzamiento de la figura de Rafael Ferrando, como representante legítimo de los empresarios de la Comunidad Valenciana al más alto nivel, abre un nuevo panorama. Desde hace doce años (Orihuela, 1989) nunca se han reunido en un congreso o convención la totalidad de las entidades económicas-empresariales (organizaciones empresariales, ferias y cámaras) con el fin de debatir temas comunes y formular sus reivindicaciones.

Las confederaciones provinciales de empresarios tienen que replantearse su cometido y su forma de operar, con el fin de evitar informaciones distorsionadas que, en algunos casos, se asocian con reticencias, en cuanto a su participación económica o a pequeños detalles de funcionamiento interno que no trascienden de la intención de quien los proponga. Los empresarios valencianos quieren y necesitan unas entidades económico-empresariales con perfil actual, innovadoras, con autoridad en el mundo de los negocios y ejemplares en su gestión. En este empeño están en determinados foros y en algunas agrupaciones para la defensa de intereses empresariales. Quizás hay demasiadas voces para un mismo discurso, pero en el ámbito empresarial, tal como ocurre en el político, cuando no hay cabeza todo son pies.