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Los niños no entienden

Maestros y psicólogos se enfrentan a la terrible pregunta: ¿Cómo explicar lo ocurrido a los adultos del futuro?

Maribel Marín Yarza

'No entiendo. Ya sé que hay personas malas que quieren matar a la gente. ¿Pero por qué quieren morir ellos?'. En Manhattan, los niños han perdido la inocencia antes de tiempo. Se hacen en voz alta muchas preguntas para las que no encuentran respuesta. Y buscan amparo en los adultos, en sus padres, en sus maestros. Pero nadie tiene claro qué contestar. Dudan si es mejor callar para protegerles o abrir sus ojos ante la tragedia.

'Mi marido y yo estamos totalmente perdidos. Tengo un niño de seis años y no sabemos qué contestarle'. Quien confiesa la congoja es la madre de uno de los escolares del Public School 41, situado entre la sexta y la séptima avenida. No quiere dar su nombre, ni el de su hijo. Aquí los nombres propios sólo se airean para tratar de conocer el paradero de las víctimas desaparecidas. Paula, madre de tres hijos de entre 3 y 9 años, les explica que 'gente mala hay en todas partes, gente como el demonio', dice. 'Es lo que les digo para que me entiendan'.

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Los expertos, psicólogos y educadores tratan de transmitir la calma, aunque no tienen la fórmula mágica para solucionar todas sus dudas. Pero sí coinciden en varias cosas: no se puede minimizar el alcance del brutal atentado, ni tampoco dejar que los niños pasen las tardes pegados al televisor. Sería contraproducente, advierten, que sólo les lleguen imágenes de la catástrofe y del rescate de heridos y muertos, ahora que los canales estadounidenses dedican íntegramente su programación a las consecuencias del atentado.

'Soy la maestra, alguien en quien confían porque se supone que soy capaz de resolver cualquier problema. Pero ahora, después de todo esto, no sé cómo tranquilizarles', Mientras, los expertos insisten en que es mejor debatir que ocultar. 'No se puede minimizar el atentado', apunta, en The New York Times, el Dr. Flemming Graee, director de los Servicios de Psiquiatría de niños y adultos del Westchester Division of New York Presbyterian Hospital. 'No se les puede ocultar la realidad de lo que está pasando'.

Las aulas de los colegios de Nueva York quedaron desiertas el martes tras el atentado terrorista. Aquel día, había miles de niños que comenzaban su jornada en las escuelas cercanas al World Trade Center, en la zona baja de Manhattan. Algunos, como los del Public School 234, y otros ya más maduros del Stuyvesant High School, vieron en vivo y en directo las imágenes de violencia que el cine les oculta con la clasificación de películas. 'Había niños gritando: '¿mi madre está muerta', recuerda a un periódico local Tracey Harden, madre de un pequeño de 10 años. Muchos sabían que sus padres trabajaban a esa hora en el interior de las Torres Gemelas. 'Vi a personas tirándose del edificio cuando fui a buscarle a la escuela. No sé si él las vio o no'.

No todos los niños corrieron la misma suerte. Hubo escolares por quien nadie preguntó en esos momentos de desconcierto y fueron escoltados por la policía hasta el Public School 41, donde ayer ya no estaban. ¿Todos están ya en sus casas? 'Lo siento', responden por separado una voluntaria y una policía. 'Creo que la mayoría sí, pero entienda que tenemos más de 5.000 desaparecidos y que ahora mismo no sé si todavía hay alguno que no está ya con sus familiares'.

Las escuelas reabrieron sus puertas de forma escalonada; unos el jueves, otros, ayer por la mañana. Pero algunas lo hicieron con más de un sobresalto. El instituto Laguardia, situado en la avenida Amsterdam, y un colegio privado de la calle 89 Este, tuvieron que ser evacuadas por amenazas de bomba 48 horas después de la tragedia. En todo Manhattan, según las autoridades de Educación, 12 escuelas primarias y 14 institutos permanecían aún con las persianas bajadas. Los expertos están preparados para responder a las necesidades de ayuda psicológica, que son cada vez más. El jueves se multiplicaron por cuatro las llamadas que las víctimas hicieron, desesperadas, a los psicólogos el día del ataque contra el World Trade Center. Nadie cree que necesita ayuda en los primeros momentos. 'Sólo', dicen, 'cuando pasan las horas piensan que jamás podrán superar el trauma y piden ayuda'.

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