Llamazares confía en la entrada de Izquierda Unida en el Ejecutivo vasco

Con la vuelta de las vacaciones ha regresado a la agenda política de Izquierda Unida el asunto central de los últimos meses: los vaivenes de la federación vasca, dirigida por Javier Madrazo, sobre su incorporación al Ejecutivo que preside Juan José Ibarretxe. Todos los dirigentes consultados coinciden en que lo más probable es que a la segunda sea la vencida, y que IU se haga finalmente con una consejería de carácter social.

En junio se daba por hecho, Madrazo rompió las negociaciones por sorpresa y, de la misma forma, votó luego a favor de la investidura de Ibarretxe. Ahora ha retomado las negociaciones, que concluirán probablemente la próxima semana. Públicamente, sólo el coordinador general, Gaspar Llamazares, ha llegado a decir que es 'optimista'.

Madrazo viajó ayer a Madrid para explicar ante la presidencia cómo van los contactos. La dirección reconoce la autonomía de la federación vasca para decidir, pero se esperaba una explicación más clara. Madrazo se limitó a hablar del 'buen clima' que comprueba tanto en el PNV como en EA, en teoría máximo obstáculo. Pero lo que no aclaró, y nadie consigue apuntar, es qué ha cambiado para que ahora IU se plantee aceptar lo que los nacionalistas le ofrecen.

El sector del secretario general del PCE, Francisco Frutos, tradicionalmente opuesto a la entrada en el Ejecutivo aunque no lo expresa con nitidez para evitar conflictos, exige que se aclare qué ofrece el PNV. Pero los dirigentes vascos reservan esas explicaciones para las dos reuniones de su dirección que tendrán esta semana. El asunto, que ya ha provocado muchas disputas internas en IU, se ha asumido como algo que depende de la federación vasca y que escapa al control de la dirección.