Australia enviará a los refugiados a miles de kilómetros
Un juez prohíbe el traslado hasta que se juzgue su derecho a pedir asilo
El futuro de los 460 inmigrantes que llevan una semana a bordo del barco noruego Tampa sin que se les permita desembarcar ni en Australia ni en Indonesia, parecía decidido ayer, tras ofrecerse Nueva Zelanda y la isla de Nauru (en el Pacífico), a acogerlos. Pero un juez federal australiano, Tony North, emitió una orden que prohíbe a la embarcación abandonar aguas australianas hasta que un juicio, cuyo inicio está previsto hoy, determine la suerte de los clandestinos.
Nueva Zelanda acogerá a 150 de los inmigrantes, y la isla de Nauru, en el Pacífico, a 310
El primer ministro australiano, John Howard, anunció ayer que ha alcanzado un acuerdo con Nueva Zelanda y Nauru para enviar a los refugiados sin que pisen Australia. De los 460 inmigrantes, 150 iban a ser enviados a Nueva Zelanda (a 7.800 kilómetros de la isla de Navidad, donde está el barco) y el resto a la pequeña isla de Nauru, a cerca de 7.000, en el Pacífico. Pero el tribunal federal dictó el viernes noche una orden que prohibe al Tampa abandonar aguas australianas, después de que la organización de abogados Liberty Victoria presentara una acción en defensa del derecho de los inmigrantes a que se les tramite su petición de asilo en Australia.
Gavan Griffith, uno de los abogados de la Liberty Victoria, ha pedido al tribunal que llame a declarar al capitán del Tampa y al comandante de las fuerzas de élite australianas que esta semana tomaron el barco al abordaje, algo que si es considerado por el tribunal, ocurrirá hoy. El juzgado también examinará un documento que fue entregado por los inmigrantes al embajador de Noruega cuando visitó el barco el viernes.
La solución propuesta para resolver la crisis de los inmigrantes ha recibido fuertes críticas de varios grupos de presión en Australia, que declaran sentirse avergonzados de su país. Con ella, el Gobierno de Canberra conseguiría deshacerse de los inmigrantes sin que pisen territorio australiano y sin cumplir el plan del Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR). ACNUR quiere que los inmigrantes desembarquen en la isla australiana de Navidad, frente a la que permanece el Tampa, para determinar cuáles son refugiados políticos y cuáles inmigrantes económicos antes de decidir su traslado a varios países.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, declaró que su país se ha ofrecido a acoger 'a las mujeres, los niños y a las familias, los que más han sufrido a bordo del Tampa'. 'Nuestro Gobierno quiere ofrecer asistencia humanitaria a los inmigrantes y también apoyar los esfuerzos australianos para detener el flujo de la inmigración', declaró Clark. Por su parte, el presidente de Nauru, René Harris, ratificó que la pequeña isla tiene espacio para acomodar a 300 de los inmigrantes ilegales rechazados por Australia.
La solución negociada no contemplaba la estrategia escogida por Canberra para el traslado de los pasajeros. La compañía propietaria del buque noruego, Wallenius Wilhelmsen, repitió que su barco no está preparado para transportar a los inmigrantes ni a Nueva Zelanda ni a Nauru. Un portavoz de Wilhelmsen, Peter Dexter, manifestó que la empresa se alegra de que se haya encontrado una solución, 'pero obviamente estamos preocupados por la manera en que se desembarcará a esta gente'. Otro portavoz, Hans Christian Bangsmoen, reiteró desde Oslo que 'el Tampa no abandonará su ubicación actual porque no está capacitado para trasladar a esta gente'. Bangsmoen dijo que su empresa no tiene noticias de que haya planes de enviar a otro barco para hacerse cargo de los inmigrantes clandestinos. 'Se necesitaría un barco con capacidad para unas 500 personas y no creo que haya ninguno en el área', destacó. La posibilidad de trasladarlos por aire a bordo de los Hércules estacionados en la isla de Christmas, frente a cuyas costas se encuentra el Tampa, también ha quedado descartada por la exigencia australiana de que los inmigrantes no pisen su territorio. La opción más factible que se plantea si el plan del Gobierno australiano sigue adelante, es utilizar la fragata Arunt, que se encuentra anclada cerca del Tampa desde el viernes, para trasladar a los refugiados hasta un tercer país desde donde volarían hacia su destino final. Los inmigrantes están estresados y agotados, pero soportan la situación, a la espera de que las negociaciones internacionales conduzcan a una solución, según el representante noruego, Ove Thosheim. Thosheim aseguró que 13 refugiados sufren problemas de salud. 'Nadie más está enfermo. Ahora disponen de telas para protegerse del sol, y tras muchas peticiones, el viernes recibieron mantas', dijo.
Margaret Piper, del Consejo de Refugiados australiano indicó que 'con esta decisión Canberra incumple sus responsabilidades derivadas de la Convención de la ONU para los Refugiados y no resuelve la situación'. Piper también señaló que 'Australia tiene todos los medios necesarios para poder ayudar a los afganos'. Y criticó que se les envíe a una nación como Nauru, con una población de menos de 12.000 habitantes, y sin medios para asistir a las necesidades de los inmigrantes. Australia correrá con los gastos del traslado de los inmigrantes y su estancia en la isla. Desde el punto de vista del Gobierno del primer ministro australiano, John Howard, la crisis ha permitido enviar un mensaje a los inmigrantes ilegales que dirigen su mirada a Australia como punto de destino. Canberra reforzará la vigilancia costera para detectar y disuadir a todo barco que transporte inmigrantes ilegales.
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