Una muestra en Rotterdam reúne la mayor parte de la obra de El Bosco
La exposición incluye trabajos de artistas influidos por el pintor
André Breton lo describió como un 'visionario' y el historiador del arte Karel van der Made reconoció que no lo podía interpretar. La fantasía de Hieronymus Bosch, El Bosco (1450-1516), y su agudo sentido de la sátira moral han fascinado hasta hoy. El Museo Boijjmans van Beunigen organiza una muestra en la que 18 paneles y siete dibujos se enfrentan a obras de artistas contemporáneos en los que está presente la huella del pintor.
La preparación de la exposición, que se podrá visitar hasta el próximo 11 de noviembre, ha arrojado nuevas luces sobre la obra y la vida del pintor, probablemente el más conocido y menos comprendido de los artistas medievales europeos. Las investigaciones de los expertos han concluido que el panel de San Juan Bautista, propiedad de la Fundación Lázaro-Galdiano de Madrid, y el San Juan Evangelista en Patmos, hoy en manos del Staatliche Museen de Berlín, fueron originalmente los laterales de un altar realizado en caoba para una capilla de la catedral de Den Bosch, uno de los cuales firmó como Heronimus Bosch.
El descubrimiento aporta valiosa información sobre el pintor, del que tan pocos datos se tienen. Que el originalmente apellidado Van Aken, firmara con el seudónimo con el que pasaría a la historia del arte, tomado de la ciudad holandesa donde nació, permite concluir que para aquella época (1489) El Bosco ya había adquirido cierta fama fuera de su ciudad.
También los trabajos de restauración de El Peregrino, dieron inesperados frutos. La obra constituyó la parte exterior de un tríptico cuyas alas -La nave de los locos, conservado en el Louvre, Alegoría de la lujuria y la gula, en manos de la Art Gallery de la Universidad de Yale, y Muerte de un avaro, propiedad de la National Gallery of Art de Washington- fueron cortadas probablemente por un marchante de arte en la segunda mitad del siglo XIX para venderlos por separado. Las cuatro obras, que hasta ahora se consideraban de diferentes periodos, están en la muestra.
Dispuesta en forma de caracol, la exposición presta gran atención al contexto histórico-cultural del pintor, miembro de la generación que sirvió de bisagra entre la Edad Media y la Edad Moderna. 'Sólo en su contexto se puede tratar de entender la obra del Bosco, de la que han hecho tantas interpretaciones', explica Jos Koldeweij, comisario de la exposición, para quien el pintor, con sus escenas diabólicas y paisajes llenos de demonios, no hacía sino plasmar las esperanzas y los temores de una época que se aproximaba a su fin. 'De ahí que sus fuentes haya que buscarlas en el lenguaje y el folclor de la época, así como en las enseñanzas de la Iglesia', asegura.
El anillo central de la sala recoge, junto a los siete dibujos que se le atribuyen, dos tercios de la totalidad de sus obras entre las que se encuentran paneles como Ecce Homo, Cristo cargando la Cruz o La extracción de la piedra, cedida por el Museo del Prado.
Aunque hubo que esperar hasta el siglo XIX para que la obra de El Bosco fuera apreciada en su totalidad, sus fantasías delirantes y sus monstruos trasladados del mundo onírico, apoyadas por el declarado entusiasmo de Felipe II, el monarca más poderoso de la época, llamaron la atención de importantes pintores del siglo XVI, cuyas copias, imitaciones u obras inspiradas en El Bosco también se pueden ver en la muestra.
Cinco siglos después sus enigmáticas escenas de criaturas grotescas aún estimulan la imaginación de los artistas. De ahí que la exposición comience y finalice con trabajos de artistas modernos y contemporáneos inspirados en él: Dalí, James Ensor, Max Beckmann o Bill Viola, entre otros.
Babelia
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