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'Vaya usted con Dios, buen hombre'

Los vecinos de Águilas inundaron las paredes del pueblo con fotografías de su 'gran actor'

El pueblo de Águilas lloraba ayer la muerte del más ilustre de sus vecinos. El actor que tuvo que marcharse del municipio para no pasar hambre volverá para cobijarse a la sombra del almendro y junto a la ermita en la que su hija Teresa contrajo matrimonio. Una sencilla capilla ardiente, acorde con el talante que mantuvo Paco Rabal a lo largo de su vida, está preparada para recibir sus cenizas, que estaba previsto que llegaran en la medianoche. Sus conciudadanos buscaron fotografías del artista para colocarlas por las calles. La media sonrisa de la imagen de Rabal cubrió las paredes.

Bajo un almendro y al lado de una ermita. Los restos de Paco Rabal serán esparcidos hoy por expreso deseo del actor en la pedanía de Gos, el pueblo minero situado a seis kilómetros de Águilas, donde nació en 1926. Muy cerca de allí en Calabardina tenía el artista una casa a la que acudía cada vez que su trabajo se lo permitía. Muchos vecinos de la zona lo vieron por última vez las pasadas Navidades, recorriendo como siempre los bares de la zona e invitando a todos sus paisanos. Le encontraron más gordo que de costumbre, pero nadie podía imaginar lo que ocurriría meses más tarde.

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El centro cultural Francisco Rabal, inaugurado en 1991 y situado en la plaza que lleva el nombre de su mujer Asunción Balaguer, se convirtió ayer por la tarde en un hervidero de vecinos y amigos que se acercaron hasta el lugar para dejar testimonio de su dolor. Dos grandes fotos del actor, muy joven y sonriente, realizadas por Gyenes estaban colgadas a la entrada.

A las 20.30 horas más de un millar de personas había dejado su firma en los tres libros dispuestos para ello por el Ayuntamiento de Águilas. 'Para el mejor Segismundo', rezaba uno de los escritos, o 'Vaya usted con Dios, buen hombre', escribía otro sobre su rúbrica.

Muchas personas no podían contener las lágrimas. La noticia de la muerte del actor cayó como una bomba en Águilas, una localidad de 27.000 habitantes que multiplica su población en verano. Su foto con crespones negros se podía ver en muchas tiendas y en el pueblo no se hablaba de otra cosa. El día de la muerte de Paco Rabal no se olvidará fácilmente en Águilas. Fue un día de luto para todos los que le conocían.

En el salón de actos del centro cultural todo estaba preparado para instalar la capilla ardiente con los restos del actor, que iba a permanecer abierta toda la noche. El aspecto del recinto, al que a última hora de la noche de ayer empezaban a llegar coronas de flores, contrastaba con los gestos de tristeza y la emoción de las gentes de su pueblo.

La llegada de Asunción Balaguer, su esposa, y sus hijos Teresa y Benito, que venían arropados por un grupo de amigos, muchos de ellos compañeros de profesión del matrimonio de actores, estaba prevista para cerca de la medianoche.

El Ayuntamiento de Águilas ha decretado tres días de luto y el alcalde del municipio, el popular Juan Ramírez Soto, viajó ayer hasta el aeropuerto de Barajas para acompañar personalmente a los familiares de Rabal, durante el viaje por carretera. En representación de la Academia de Cine se esperaba a su presidenta Marisa Paredes. También se aguardaba a la actriz Margarita Lozano, que vive cerca del pueblo, al presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y el alcalde de Calanda, Antón Borraz, el pueblo donde nació Buñuel, el director que lanzó a la fama a Paco Rabal y con el que mantuvo una amistad toda su vida.

Expectación

La expectación creada en torno al lugar donde debía instalarse la capilla ardiente aumentaba a medida que se acercaba la hora prevista para la llegada de la familia con los restos del artista. Familias con niños en cochecitos, jubilados y un buen número de periodistas esperaban noticias apostados en la puerta. Ángel Carlos de Lera, hijo del escritor José María de Lera, una de cuyas novelas fue interpretada en el cine por el actor, aseguraba allí mismo que era un actor imponente y una bellísima persona. En el mismo tono se expresaba Catalina, una pariente lejana de Rabal. Como mucha gente en el pueblo, Catalina creía que será muy difícil para los habitantes del municipio de Águilas olvidar al que muchos conocen como su vecino más ilustre, un hombre que nunca olvidó sus orígenes. 'Le seguiremos viendo en sus películas, pero ya nunca será lo mismo'.

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