Los sandinistas se preparan para volver al poder en Nicaragua

Los resultados del sondeo -elaborado entre 1.200 entrevistados por la empresa Borge y Asociados con un margen de error del 3%- otorgan a Daniel Ortega, del opositor Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el 37,3% de los votos, frente al 35,5% que conseguiría Enrique Bolaños, del gubernamental Partido Liberal Constitucionalista (PLC).

Las diferencias entre ambos se habrían reducido considerablemente tras la retirada de Noel Vidaurre, candidato por el tercer partido en contienda, el Partido Conservador, y su sustitución por Alberto Saborío, de menor tirón popular.

La intención de voto en abril colocaba a Ortega en primer lugar, con el 36% de los votos; a Vidaurre en el segundo, con el 28%, y a Bolaños en último lugar, con el 23%. Se podría haber producido un desplazamiento del voto conservador, que obtendría el 8% de los sufragios, hacia la opción liberal.

El aglutinamiento de los votantes de centro-derecha en torno a Bolaños podría impedir que los sandinistas retomasen el poder. Otro de los factores es el denominado 'voto del miedo', el temor de parte de la población y del capital internacional al regreso de las formas de ejercicio del poder de la década de los ochenta. Así lo expresó hace semanas Lino Gutiérrez, ex embajador estadounidense en el país y actual secretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado de EE UU, cuando advertía de los 'peligros' de la victoria sandinista.

El FSLN es consciente de este sentimiento. Su candidato ha abandonado por primera vez la retórica revolucionaria en sus discursos. Durante la celebración del 19 de julio (aniversario del triunfo de la revolución sandinista que derrocó la dictadura de Anastasio Somoza), Ortega no fue presentado como el Comandante Daniel, como era habitual, sino simplemente como Daniel. Su intervención estuvo dirigida a apaciguar el miedo a un regreso del servicio militar obligatorio o un embargo de Estados Unidos. Durante la celebración incluso se vieron ondear banderas con las barras y estrellas, algo impensable hace 15 años. Las acusaciones a Ortega por presuntos abusos sexuales a su hijastra han caído en el olvido tras haber sido archivadas en 1998.

Entre las filas sandinistas circula una euforia contenida basada en los resultados de las últimas elecciones municipales. Tras dos sonadas derrotas en 1990, frente a la alianza liderada por Violeta Barrios de Chamorro, y en 1996, frente al actual presidente, el liberal Arnoldo Alemán, el FSLN recuperó en noviembre la alcaldía de Managua y colocó a sus candidatos en 10 capitales de provincia de las 17 en que se divide el país. Los alcaldes sandinistas gobiernan hoy al 60% de la población.