"Los sandinistas ya no son leninistas y desean buenas relaciones con EEUU"

"Los sandinistas ya no son leninistas ni antisistema, sino promotores del actual modelo político vigente en Nicaragua, el cual pretendemos mejorar y fortalecer", aseguró a EL PAÍS el candidato a la vicepresidencia de Nicaragua, Agustín Jarquín, un líder del socialcristianismo nicaragüense que se alió con su otrora enemigo, el izquierdista Daniel Ortega (ex comandante guerrillero y ex presidente de la República), constituyendo hasta el momento la más previsible fórmula triunfante en las elecciones generales de noviembre próximo.

"El mundo ha cambiado, los políticos han cambiado. Es cierto que el Frente Sandinista es promotor de los derechos de los más desvalidos, pero es promotor del actual sistema. Se ha declarado socialdemócrata y ha reconocido sus aciertos y errores del pasado", aseveró Jarquín para explicar su alianza con Ortega, del que recién triunfada la Revolución Sandinista, tras la derrota de la dictadura de Anastasio Somoza, se distanció por sus radicalismos en el ejercicio del poder, que más tarde propiciaron también una guerra civil, en la que intervino EEUU. "Ahora estamos en otra situación diferente. Ya no existe guerra fría, ni la confrontación entre la Unión Soviética y Estados Unidos, que hizo que en nuestra tierra la guerra fuera caliente, porque pusimos los muertos... El propósito de nuestra coalición encabezada por los sandinistas, es tener relaciones respetuosas y constructivas con Estados Unidos", apuntó.

Jarquín finalizó este miércoles una visita a Los Ángeles, en una gira por Estados Unidos. Es consciente del potencial de la comunidad nicaragüense en tierras norteamericanas y por ello promueve las medidas fundamentales que tendría un gobierno encabezado por Ortega y por él.

"He tenido contactos con los nicaragüenses residentes aquí, con políticos locales y empresarios. Deseamos dar un mensaje para que el capital pueda hacer inversiones en Nicaragua, particularmente en la agricultura, la pesca, minería, madera y en el turismo", explicó el candidato. Nicaragua, junto a Haití, Honduras y El Salvador, constituyen los países más pobres del continente americano, por lo que Jarquín considera que uno de los grandes retos de su gobierno será convertir al "pobre extremo en clase media".

La profundización de la democracia, la lucha contra el pobreza y la corrupción son pilares fundamentales del la nueva versión del sandinismo, en esta ocasión, con una alianza socialcristiana. "Ya en Chile, después de Pinochet, hubo alianza entre socialdemócratas y socialcristianos, que antes no se podían ver", dijo Jarquín esperanzado en que su modelo triunfe, con lo cual se asentaría un precedente en la nueva realidad centroamericana, especialmente cuando también en El Salvador las fuerzas de izquierda podrían llegar al poder en las elecciones generales de 2004.

Respecto a Estados Unidos, dijo que pese a que existen algunas inquietudes y reminiscencias del pasado, por parte de algunos estadounidenses, Nicaragua ha dado pasos importantes para una nueva relación. "Los diputados sandinistas y del resto de partidos han votado una ley que permitirá que tropas estadounidenses se asienten por varios meses en nuestro territorio para participar en acciones cívicas. Igualmente está en discusión un tratado contra el tráfico de drogas para que naves de EEUU puedan realizar acciones en nuestras aguas territoriales... Esto hace pocos años era impensable. Hay evolución", concluyó Jarquín.