La voz de quien no tiene voz

De nuevo llega hasta nosotros, como el verano pasado y el anterior, la llamada de auxilio de nuestros árboles y bosques. ¡No desaparezcáis todos! ¡Quédese junto a nosotros algún testigo de la masacre, una voz que nos represente!

¿Qué está pasando en Majadahonda? ¿Cómo se permite esta agresión salvaje a la naturaleza? Nos parece inconcebible que se haya concedido carta blanca a un plan de urbanismo que implica destrozar masas forestales y cortar miles de pinos y encinas. De las 10.000 viviendas que dicho plan urbanístico prevé construir en cuatro años, 3.000 han sido destinadas al monte del Pilar y sus aledaños. Ya en el verano de 1999 se empezó a construir la mitad en la zona llamada Fuente Marcela (antes incluida en el monte del Pilar), y se arrancaron más de 2.000 pinos y encinas. Para la otra mitad se ha empezado a preparar el terreno durante este mes de julio, y están iniciando la tala de cientos de árboles de un total previsto (para esta segunda fase) de 4.000 o 5.000, algunos de ellos centenarios, agrupados en seis o siete masas forestales (la ley dice que se puede urbanizar, pero a condición de respetar las masas forestales).

A cambio de tanto destrozo, parece que se pretendía conservar el 'corazón' del monte del Pilar como parque abierto para los vecinos de los municipios circundantes. Pero ni siquiera eso quieren respetar 'nuestros representantes' municipales, que tienen la intención de cerrar el acceso al monte, y que están preparando lo que probablemente será la tercera fase en la urbanización del monte del Pilar. En la parte más profunda y frondosa del mismo pretenden construir varias instalaciones oficiales, lo que significaría una nueva y definitiva agresión al bosque.

La naturaleza no tiene voz, pero actúa. No tardarán en hacerse notar las consecuencias de esta masacre. Los testigos elevamos nuestra voz a favor de la naturaleza alertando a los que, por motivo de vacaciones, están ausentes. No podemos abandonar a quien tanto nos ha dado en manos de especuladores y oportunistas.