Los grupos vecinales contrarios a la planta de gas de Ferrol llevarán su protesta hasta la Unión Europea

Los grupos vecinales contrarios a la instalación de una planta de gas en el interior de la ría de Ferrol (A Coruña) tratarán de forzar a la Unión Europea a que examine si el proyecto incumple alguna directiva comunitaria. La propia Comisión Europea ya comunicó el mes pasado al Parlamento de Estrasburgo que el proyecto de Ferrol ha de estar sometido a la legislación comunitaria y anunció que pedirá al Gobierno español que le informe sobre el asunto.

La respuesta de la Comisión Europea se produjo tras ser interpelada por las parlamentarias españolas Rosa Miguélez (PSOE) y Laura González (IU) y por la representante de Los Verdes europeos Patricia Mc Kenna. Los vecinos contrarios a que la planta se instale en el interior de la ría, a poco más de un kilómetro de la ciudad y del arsenal militar de la Zona Marítima del Cantábrico, sostienen que una directiva comunitaria obliga a acompañar el proyecto de una evaluación de riesgos y realizar una consulta previa con la población afectada. De ahí que el llamado Comité Ciudadano de Emergencia -presidido por el general en la reserva José Manuel Gabeiras Montero y al que se acaba de adherir la cofradía de pescadores de Ferrol- prepare una marcha sobre Bruselas para reclamar a la UE que se pronuncie sobre el asunto.

La planta de gas está promovida por el grupo Reganosa, en el que participan Endesa, Unión Fenosa, el empresario gallego Roberto Tojeiro, Caixa Galicia, Caixanova, Banco Pastor, la propia Xunta de Galicia -tiene un 10% del capital- y una sociedad pública argelina dedicada a la exportación de gas natural. Los opuestos a este proyecto piden que las instalaciones se emplacen en el exterior de la ría, como estaba previsto inicialmente, para alejarlas de la población y evitar que los grandes buques que transportan gas tengan que adentrarse en un canal de difícil navegación. De hecho, en el lugar escogido originariamente para ubicar la planta se comenzará a construir en algunos meses el nuevo puerto exterior de Ferrol a fin de evitar que los barcos con mercancías peligrosas tengan que navegar por una ría con un largo historial de accidentes marítimos.